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Pero también nos enteramos, y totalmente por casualidad, que mañana, día jueves, toda la provincia estará cerrada y paralizada como en días domingos por un muy importante feriado: el del patrono santo de la provincia. Nuestro plan, que era hacer unas cositas mañana y luego disparar para Chile, está, por lo tanto, igualmente paralizado.

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Esta mañana, llueve; estuvo lloviendo parte de la noche; una de aquellas lluvias que no hace falta ser mago o meteorólogo para garantizar que va a durar pareja- e implacablemente todo el día, y luego, quién sabe hasta cuándo. Parece que el patrono de Mendoza que, ya aprendimos, es el apóstol Santiago, no tiene cooperación desde arriba.  Será un día doblemente paralizado.

El día fue paralizado pero, no muy sorprendentemente, no para nosotros. Decidimos aprovechar el poco tráfico del feriado para ir a reconocer la ubicación exacta de dos consulados y de varios negocios, eliminando ya, a simple vista, algunos de éstos para no perder tiempo, mañana.

Los consulados son de Chile y de Uruguay, para ver en la guía telefónica si Santiago o Montevideo tendrían, por casualidad, algún laboratorio fotográfico según nuestras exigencias.

Porque resulta que, desde Lima, se nos fueron acumulando, y se siguen acumulando, rollos fotográficos para revelar - pero, en todo lo que recorrimos desde Lima hasta aquí, nadie siquiera sabe que existen revelados en sesenta minutos; y, por la guía telefónica de Buenos Aires, parece que, en Buenos Aires, tales posibilidades tampoco hay. Así que ya empezamos a preocuparnos un poco por la conservación de los rollos, a más de tener una natural curiosidad de ver cómo van saliendo las fotografías.

Durante nuestras andanzas, vimos, en un parque, unas docenas de carpas del tipo grande y semi-permanente. Son las viviendas precarias de las familias que perdieron su hogar en el último terremoto de Mendoza, en el mes de enero de este año.

Fuimos al aeropuerto de Mendoza, considerando que aeropuertos tantas veces ya nos sirvieron de tantas maneras.

Basándonos en lo visto en los baños de este aeropuerto - así como en aquellos del museo arqueológico de La Laja en la provincia de San Juan, y del museo arqueológico de Salta, tenemos que apuntar que los baños públicos argentinos, sin llegar a las abismales cochinadas que vimos en ciertos otros países, distan mucho de ser decorosos y civilizados. Tienen suficiente falta de mantenimiento y de limpieza como para ser una vergüenza del país.