Pero nos dimos cuenta de que las visitas que tenemos planeadas en camino caerían muy mal, por las fiestas de Navidad que se están aproximando - hoy, estamos al 21 de diciembre. Entonces, después de largas cogitaciones, decidimos invertir nuestra trayectoria en la región de los Grandes Lagos y de la bahía de Hudson, yendo hacia el norte no por Detroit-Toronto como planeado sino por la península de Michigan, dejando Toronto, etc. para después, para la vuelta desde la bahía de Hudson.
Con esta nueva estructuración local de nuestro itinerario, llamamos por teléfono dos empresas de extracción y procesamiento de níquel, en la localidad de Sudbury, en Ontario, para arreglar una nueva fecha para nuestra visita; una de las dos, siendo el complejo de extracción y refinamiento de níquel más grande de la zona no comunista. Pero, con esta llamada, hubo más cambios; nos enteramos, para mala suerte nuestra y peor suerte de las empresas, que, desde hace seis meses, están en huelga sin solución a la vista; otra razón más para invertir nuestro itinerario original y pasar por la zona Sudbury-Toronto lo más tarde posible.
Con el tiempo necesario para ajustar y digerir esta nueva modalidad, y con el tiempo necesario para revisar nuestro vehículo antes de enfrentar los rigores del invierno de la provincia de Ontario, se hizo tarde para viajar hoy, y estamos otra vez aquí, al pie de la torre de la emisora radiofónica.
Mañana, pues, tendrá que ser un día de viaje; mañana, dejaremos el estado de Ohio y entraremos al estado de Michigan.
Pero tendremos que volver, o por lo menos sería bueno que volviéramos, al estado de Ohio, a su parte meridional - y probablemente así lo haremos, desde el sur, hacia el final de esta Expedición, si Dios quiere. En dicha parte meridional, se encuentran dos ejemplares de fortificaciones pre-colombinas que son parte de un misterio que se extiende sobre varios estados de Vespuccia, y nos gustaría estudiarlos.
Ventaja de no haber viajado, nuestra memoria tuvo tiempo para hacernos acordar de mencionar una costumbre que estuvimos observando estos últimos diez o quince días, pero que no tuvimos el tiempo, hasta ahora, de mencionar.
Se trata de la decoración, para las fiestas de fin de año, por medio de guirnaldas de bombillas eléctricas de color, del frente de las casas y/o de los árboles alrededor. Muchas de estas decoraciones son bastante extensas y complejas; tiene que tomar bastante tiempo colocarlas, y bastante dinero también para comprar los materiales - y hasta para el gasto de la electricidad. Algunas decoraciones envuelven toda la casa, del suelo hasta el tope del techo, como si fuera una caja de luz. Parece, o quizás no parece sino que es así, que los vecinos compiten unos con los otros a ver quién se lucirá más. La vista resulta bastante atractiva y lo poco que viajamos de noche nos resultó interesante por la observación de estas muestras de arte y orgullo caseros.
Ambos sonrientes