Hicimos bien en pernoctar donde pernoctamos, porque, apenas echamos a andar, nos encontramos con dos cuestas del más puro estilo serpentino, con muchas curvas prácticamente quebradas sobre sí mismas - básicamente, en realidad, nada peor de lo que vimos ya tantas veces, sin embargo con un peligro adicional muy real que no existía en nuestras soledades anteriores: tráfico. Tráfico, en la misma dirección y en dirección contraria, incitado, para hacer la cosa peor, a tratar de correr, por haber asfalto en vez de solamente piedra o tierra. ¿Dónde está la grandiosidad de la soledad, y la garantía de no tener un accidente con otro coche cuando teníamos toda una cordería para nosotros solos?
Alcanzamos una altitud máxima de sólo 1.200 metros, lo que demuestra que escarpadura no es función de altitud.
Ahora, nos deslizamos a 100/110 kilómetros por hora por una excelente carretera.
Llanuras y cultivos son solamente un recuerdo de ayer. La topografía es serrana, y la vegetación, raquítica.
En esta ciudad de Catamarca, la policía de tránsito llegó al último eslabón de desenvoltura casera: cada agente encaramado en su garita viste como mejor le parece; sólo una placa metálica de identificación abrochada en su indumentaria le distingue del común de los mortales. Antes de darnos cuenta, en el primer momento, cuando vimos el primero en acción, creímos que era algún ciudadano ayudando el tráfico de voluntad propia y de emergencia.
En la zona cordillerana de Catamarca, un arqueólogo, profesor de universidad, descubrió recientemente una cueva con pinturas rupestres tricolores: rojo oscuro, ocre y blanco, y en gran cantidad; pero no es el propósito de esta Expedición ir arrastrándose de cueva en cueva especializándose en una determinada zona.
Al sur de San Fernando del Valle de Catamarca - que así es el nombre ceremonial de la ciudad - en dirección a la provincia y a la ciudad de La Rioja, otra vez, llanura extendiéndose al infinito a nuestra izquierda, pero cortada por la Cordillera siempre muy presente, a nuestra derecha.
En contraste con los fértiles cultivos de Tucumán, aquí, el ambiente se presenta otra vez semi-árido con vegetación acorde.
Cerca de La Rioja; sí, Fuerza y Derecho son dos cosas diferentes
Estamos por salir de la muy extensa zona de topónimos de desinencia "marca" que empezó, hace una eternidad ya, con Cundinamarca, en Colombia, y está por terminar aquí con Catamarca.
Nuestra visita al museo arqueológico de la ciudad de La Rioja nos fue una confirmación de que la alfarería del noroeste argentino se caracteriza, por el gran tamaño de sus jarrones y urnas funerarias, como no vimos en otras partes salvo ciertas piezas incaicas; por sus frecuentes buenas ideas decorativas; pero su siempre muy pobre factura.