ciertamente mejor que leche con harina de pescado o tratada con algún críptico UHT o UAT que sólo un técnico del ramo sabe que significa Ultra High Temperature o Ultra Alta Temperatura, y nos damos el gusto de un poco de leche casi verdadera.
La compra resultó ser más divertida que anticipado: Karel preguntó cuánto valía - 27 centavos; pagó con 500 pesos y le devolvieron ... ¡millones de pesos! Así tal como dicho y sin cambiar nada a la pura verdad; todo ello, resultado de lo ya mencionado referente a la moneda argentina; una buena dosis de regocijo que, se sabe, es una buena medicina.
Y ahora, de vuelta hacia Salta.
Ah, pero apenas recorrimos un par de kilómetros fuera de la ciudad, nos surgió del subconsciente la palabra Tilcara - el pucará de Tilcara que no nos valió la pena ver, cerca de Purmamarca - y una vocecita nos preguntó si no sería mejor haberlo visto personalmente para que nadie nos haga el cuento.
Así es que dimos media vuelta pues, y estamos viajando hacia Tilcara.
Estamos muy contentos de haber vuelto para ver Tilcara. En carretera buena, se traga rápido los kilómetros. Y nadie nos va a hacer el cuento.
Este pucará, sí, es extenso - daba albergue a varios miles de personas - pero no tiene atractivo alguno, ninguno. El pucará de Lasana es mucho más interesante, sin duda. La fama de este pucará de Tilcara no es prueba del interés de este pucará sino de la fuerza de la propaganda; a no ser que sea también de una indigencia en la arqueología argentina en general. La mayor parte yace en escombros; algunas partes fueron reconstruidas, no se puede decir restauradas, con toda la pulcritud de los arqueólogos - incluyendo los techos de barro sobre cañas, sobre vigas, que vimos comúnmente en Bolivia como parte de la vida diaria de hoy.
Lo único de interés para nosotros en este pucará no tiene relación alguna con el pucará: es la presencia, en algunas de las piedras de las construcciones, de impresiones de finísimas ramificaciones que se juraría que son huellas de helechos, como si fueran fósiles. Consultamos el encargado del sitio; nos dijo que, según geólogos, se trata de filtraciones de manganeso; pero, decimos nosotros, como dichas huellas se dan, a veces, en color negro y, en otras partes, en color bordó, parecería raro que ambos proviniesen del mismo mineral. Preguntamos qué dicen los botánicos; parece que, sorprendentemente, o no tan sorprendentemente, no fueron consultados.
Las ramificaciones en la roca
En el pueblo de Tilcara de hoy - que vive del turismo del pucará ensalzado - hay varios museos chicos; uno de ellos, museo de arqueología, pero sin nadie-que-sepa-algo con quien hablar.