nadie en varias semanas más, quizás hasta el deshielo de la próxima primavera; de manera que, cuando les pedimos que enviaran el mensaje a los carabineros chilenos, dijeron que sí y que, además, iban a avisar que no hay nieve.
En cuanto a trámites, aquí, y por las mismas razones que del lado chileno, el encargado de migraciones no estaba a la vista. Los gendarmes tuvieron que ir a buscarlo; por lo menos, sabían dónde encontrarlo, y en diez minutos estuvo en su escritorio. Todo fue rápido y muy amable.
En la aduana, todo también fue muy rápido y muy amable, pero nos tocó, en mala suerte, un novicio que, de su propia confesión, estaba en su primer día de trabajo.
± No sabía muy bien qué hacer, hizo varios errores en el documento del coche, un documento que, no podemos olvidar, vale 150/oo del valor del coche - nuevo. Tuvimos que sugerir que tachar los errores no era suficiente, que era mejor salvarlos con una nota al pie y firmada.
± Además, no estamos seguros de que la información que nos dio en cuanto a la duración de la estadía permitida del vehículo en el país es la correcta; más bien tenemos la casi seguridad de que no puede ser correcta. Habrá que averiguar en otras oficinas, a ver qué sorpresas nos esperan. Tal como nos dijo este funcionario, sería demasiado lindo.
± Por otra parte, tampoco se cumplió nada de los requisitos de los cuales nos había informado la aduana central argentina en Buenos Aires, en contestación a un pedido de informe nuestro por correo antes de empezar la Expedición. Por ejemplo, según la carta de la dirección de Aduanas, tendríamos que probar, para poder ingresar el vehículo al país, que no habíamos residido en la Argentina durante los últimos 18 meses seguidos. Aquí, de eso, nadie se preocupó. Lo cierto es que, en todos los países que recorrimos hasta ahora y sin excepción, de los cuales habíamos recabado información previa por correo antes de emprender la Expedición, siempre, en la práctica, todo fue mucho más fácil que lo enunciado en las informaciones oficiales recibidas por correo.
Eso sí, el aduanero nos entregó una calcomanía, una oblea como lo llaman, para pegar en el rincón derecho superior del parabrisas, indicando la condición de importación temporal del vehículo.
La palabra más correcta para esta calcomanía, u oblea, sería, sin duda, burrada. El burrócrata que inventó semejante papelazo, con toda seguridad nunca se dio la pena de viajar en un coche con el parabrisas tapado a todo lo largo de 18 centímetros y todo lo alto de 14 centímetros. ¿Quieren que la gente viaje apreciando el país con los ojos vendados - o por lo menos tuertamente? Semejante papelazo sería para poner en evidencia un proscrito, un paria, y no para acoger un turista bienvenido.