Entre las cosas en el museo, nos interesaron las siguientes:
║ Inhaladores de madera muy decorados, utilizados en las ceremonias para aspiración de alucinógenos por la nariz.
║ Máscaras felinas.
║ Dos palos esculpidos con cabezas humanas de rasgos felinos.
║ Otro palo, más corto, esculpido - en una punta, con una cabeza sin cabello, y en la otra punta, con una cabeza con cabello muy largo, como queriendo simbolizar, quizás, la evolución de la vida de infante a adulto.
Ah, pero ¿cómo y dónde apareció madera en este desierto? Resulta que este oasis era tan pródigo que tenía su propio gran bosque de algarrobos, y lo tenía hasta hace unos ochenta años atrás, dando leña para fuego, madera para vigas, y algarrobas para comida, mientras los paraborígenes lo usaban respetuosamente, como paraborígenes en todas las partes usan respetuosamente los recursos naturales; pero cuando aparecieron los pulpos de la industria salitrera, hicieron lo que hacen los pulpos industriales en todas partes; sin el menor escrúpulo, arrasaron con todo para alimentar sus calderas; de manera que lo que, hoy, parece ser el misterio de la madera, entonces era una realidad.
║ Dos sombreros - ceremoniales, se supone por su elaboración - hechos de un soporte de esterilla sobre la cual se tejió un tipo de macramé con dibujos de varios colores, y ostentando orejas de felinos.
║ Un tocado hecho de cuero grueso como de protección de la cabeza, pero probablemente no para uso guerrero verdadero, sino para uso ceremonial de un hechicero en sus guerras simbólicas. El cuero está pintado de franjas verticales, curiosamente de los colores de la bandera de Bolivia de hoy.
Un palo esculpido Sombrero y tocado
║ Un fardo funerario ilustrando bien la conexión océano/Cordillera propugnada por nuestro arqueólogo, teniendo, como envoltorio externo, una red de pescar, pero también, como decoración, una cola de zorro, evidentemente de origen oriental.
║ Unas momias, pero bien inhabituales:
• la momia de una mujer muerta en parto, con su criatura muerta a su lado;
• un niño de quizás dos o tres años, pero decapitado, o sea la momia del cuerpo sin la cabeza;
• finalmente, una criatura, de tal vez unos ocho meses, que, a todas luces, fue enterrada viva; con las dos manitos, de cada lado de la cabeza, atadas a dos fuertes estacas, se supone que para que no se pudiera defender; con la cara cubierta de algunas plumas y de un disco de fibras, se supone que para que no le entrara tierra en los ojos y en la boca, como tierna preocupación a >>>>>>>>