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¿Cómo se las arreglan los lugareños para calentarse? Flora y fauna les proveen lo necesario - o proveían, porque, aquí también, hay sobre-explotación. La flora les provee musco resinoso que llegó a ser cosechado con dinamita; y la fauna les ofrece el estiércol de las llamas - esta última palabra, de bienvenida ambigüedad en este caso.

Felizmente, otra vez el cielo es inmaculadamente azul. Hemos de tener un regreso hermoso y agradable. Las huellas por los salares ya deben de estar sin problemas.

Anoche, sintonizamos en ondas cortas una radiodifusora de idioma castellano; aun antes de que se hubiese identificado, ya sabíamos que venía de Vespuccia: era un boletín informativo, y hubo una noticia de Madrid, España; y una segunda noticia de Madrid, España; y una tercera noticia de Madrid, "España". Nadie que no fuera un Vespucciano cometería semejante automatizada estupidez.

En otra aventura hertziana, lo curioso es que, mientras pudimos sintonizar más de una vez Radio Nacional de Chile cuando estábamos todavía fuera de Chile, desde que estamos en este país nunca pudimos sintonizar otra emisora chilena que alguna estación puramente local y puramente innocua.

Estamos estacionados para pernoctar otra vez cerca del pucará de Lasana.

El viaje de regreso de Ollagüe, después de un último vistazo a la inmensa majestad alrededor de Ollagüe, fue, otra vez, un sinfín de interés y de maravillamiento, especialmente entre Ollagüe y Ascotán. Recorrer este camino dos veces, una vez, ida, una vez, vuelta, es, en realidad, un mínimo.



     Vistas entre Ollagüe .....





 

 

 

 

 


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                                                                     .....

                                                                     ..... y Ascotán

Las huellas por los salares no resultaron tan innocuas y secas como a la ida, y como lo habíamos esperado. Hubo trechos mojados y hasta con charcos y barro de sal, si se puede decir; sin otras consecuencias para nosotros que poner nuestro vehículo en salmuera para futura herrumbre; pero dándonos una impresión por demás sombría de qué debe de ser viajar por estas huellas cuando están mojadas y deshechas de verdad.

Había sido nuestra intención llegar hoy mismo a Chuquicamata, pero es la culpa de toda aquella belleza, que nos hayamos demorado tanto admirándola, y que llegamos solamente a Lasana. Una belleza diferente de cualquier otra cosa que vimos hasta ahora.

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Esta mañana, lamentablemente, recién pasados sólo 25 kilómetros de Lasana, o sea todavía a una distancia de unos 60 kilómetros de Chuquicamata, empezamos a >>>>>>>>