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piedras que se había colocado en su lugar durante el trabajo del día, misteriosamente, de noche, volvían a desparramarse por el sitio. Después de varias noches así, decidieron los curas y sus súbditos vigilar el lugar y así sorprendieron y agarraron a unos duendes que ellos llamaron salvajes, y que eran ni más ni menos que los Chipayas - ¿quizás como protesta contra los forasteros?

También, conversando con las augustas autoridades de este villorrio, corregidor y demás, tuvimos la confirmación no solicitada de una impresión nuestra ya mencionada, a saber que es una ilusión hablar de América Hispana. Nos dijeron, sin que nada en la conversación les llevase necesariamente a ello, que les enoja aquel estereotipo de América Hispana porque países como Bolivia, por ejemplo, son básicamente indígenas - Bolivia, básicamente aimará, quechua y, en cierta medida, guaraní - con sólo una tenue película exterior de hispanismo que no hace el país hispano.

Así pasó el día en Sabaya.

Esta noche, en una recorrida de las ondas radiofónicas, nos enteramos de que habrá una confrontación de los cinco candidatos más importantes a la presidencia de Bolivia, exactamente como ocurre regularmente en Vespuccia, solamente que, en Vespuccia, es una confrontación ceremonial entre los dos únicos candidatos permitidos, mientras que, aquí, será una justa democrática de cinco candidatos, exponiendo sus teorías y sus planes, de manera competitiva.

También captamos, por primera vez, y de manera sumamente efímera, una emisora del Paraguay.

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Hoy, nos dedicamos mayormente a preparativos esenciales para cruzar a Chile, que se encuentra, según se nos informa, a sólo sesenta kilómetros de aquí - preparativos más específicamente comiendo cuánta fruta fresca podemos, y cocinando verdura que, en otras circunstancias, hubiésemos comido cruda, porque no se permite el ingreso a Chile de verduras o frutas frescas.

Con toda seguridad, fuimos los únicos en comer, o aun ver, frutas y verduras frescas en Sabaya en un larguísimo tiempo, porque, aquí, la única comida que se conoce es aquella que se puede guardar indefinidamente, como ser fideos, arroz, papas, aceite, harina, y similares.

También, tuvimos que seguir luchando con hordas de niños, antes y después de la escuela, quienes, así como estuvo ocurriendo en todo el Perú y toda Bolivia hasta aquí, tienen una compulsiva necesidad de manosear el coche; a punto de que, hoy, salimos al mediodía del pueblo a instalarnos, a refugiarnos, en el medio de la pampa de salitre, fuera del pueblito.