infotogénico, tanto por su forma como por el tipo tosco de tela como por los colores - siempre castaño, pardo, gris, café con leche, o mezclas de los susodichos, nunca vivos.
Los hombres visten túnica larga y pantalón, si bien, cuando salen de su pueblo, preferentemente visten de manera más anónima, o sea saco y pantalón.
Las mujeres lucen trenzas en mayor o menor grado; hasta 300 trencitas finitas por cabeza. Además, las adornan de detalles de diferentes colores para diferenciar entre las mujeres solteras y las casadas. Color blanco para las mujeres casadas, y colores vivos, preferentemente rojo o rosado, para las solteras.
Pero, como ya indicado, todo lo dicho tendría que expresarse en tiempo casi pretérito. Hoy en día, las viviendas tradicionales son pocas y se pierden entre las construcciones paralelepipédicas comunes. Gran proporción de las mujeres ya viste los vestidos de hoy y usa permanentes que trae de sus excursiones a Chile.
Los Chipayas, si bien siguen hablando su idioma propio, son además mayormente trilingües, ya que, con sus vecinos, hablan corrientemente aimará, y cuando acuden a Oruro hablan simplemente el castellano.
Es de notar que, entre los Chipayas, la incidencia de analfabetismo es de sólo 10/oo, menos que en ninguna otra comunidad campesina del ámbito orureño, vale decir probablemente de toda Bolivia.
La religión original de los Chipayas consistía en la adoración de los elementos, pero, hoy en día, todos están enregimentados en la religión católica.
Finalmente, y por colmo, hoy en día, el pueblo de Chipaya es ni más ni menos que un centro turístico que cobra entrada, como si fuera un zoológico humano - lo mismo que ciertos pueblos paraborígenes del suroeste vespucciano, según vimos.
Considerando todo lo escuchado; considerando, especialmente, que el pueblo es ahora un centro turístico que cobra entrada; considerando que vimos su tipo de viviendas en vía de desaparición en la zona de Toledo; considerando que vimos unos Chipayas de carne y hueso y sus indumentarias en vía de desaparición aquí mismo en Sabaya; nos pareció, que estos Chipayas de Chipaya deben de ser otra trampa turística como aquella de sus primos putativos, los Uros del lago Titicaca, que todo ello no vale la pena de enfrentar el viaje hasta allá y vuelta, y decidimos no meternos en el circuito turístico, y más bien seguir el viaje directamenre a Chile.
Ah sí, y ¿cómo fueron descubiertos originalmente los Chipayas? Resulta que cuando llegaron los primeros curas a lo que hoy es Sabaya, se dedicaron a la primera tarea impostergable y esencial, a saber la edificación de una iglesia y de su campanario. Pero cuando se empezó la construcción del campanario, las >>>>>>>>