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vívidamente 16 meses de palmeras, mosquitos, calores, serpientes, fiebre amarilla y tantas cosas más, víctima inocente de otra de las tantas inexactitudes enseñadas tan pomposamente en las escuelas, víctima de otro descarriamiento de las masas por aquellos que tendrían que guiarlas.

Llegamos a Oruro un poco después del mediodía. Pasamos por una estación de servicio que vimos que estaba cerrada. Preguntamos por qué. Porque está de huelga, se nos informó. No le dimos importancia, y fuimos a lo nuestro, o sea a juntar datos definitivos para decidir de una vez por cuál camino trataríamos de cruzar a Chile - ¿por el que sale directamente de Oruro o por el que pasa por Uyuni?

El resultado neto de la información recogida es que ambos caminos presentan, a más de un estado general bastante deficiente, puntos problemáticos, ya sea arenales o vados aleatorios. Toda la tarde nos pasamos rompiéndonos los sesos, tratando de encontrar alguna razón que hiciera preferible elegir un camino o el otro, y esperando que, tal vez, emergiera de nuestro subconsciente alguna nueva alternativa que todavía no se nos había ocurrido, pero - no; toda la tarde, frente a estos dos caminos igualmente malos, igualmente inatractivos. Naturalmente, podríamos olvidarnos de ambos e ir directamente a la Argentina, y de ahí a Chile; pero muy fuertemente preferiríamos evitar esta opción.

Por otra parte, no podemos ignorar que se está hablando de una posible huelga general para dentro de cuatro o cinco días, y realmente sería muy aconsejable estar ya en cualquier otra parte para entonces, y no enredados en otro paro indefinido en este dichoso país.

Con el dilema todavía sin solucionar, decidimos que, de todos modos, por dónde fuere que nos vayamos, sería conveniente aprovisionarnos ya totalmente de nafta; y ahí se nos agregó al dilema parcialmente bajo nuestro control una incapacitación totalmente fuera de nuestras manos: descubrimos que no era aquella estación de servicio la única en huelga sino que se trataba de una huelga general; simplemente, no se podía comprar nafta en ningún lado; ¿y nosotros, qué?

Ahora, ¿cómo narrar lo inenarrable?

Tratando de averiguar los pormenores, tropezamos con lo inenarrable; cada persona consultada nos dio otra versión: que la huelga había empezado esta mañana; que había empezado ayer; que es por 48 horas; que no se sabe por cuánto tiempo; que es a nivel nacional - pero, dijimos, nosotros mismos compramos gasolina, esta mañana, en La Paz; que no es una huelga de los surtidores sino de los yacimientos petrolíferos mismos; que la huelga no ha empezado ayer ni siquiera esta mañana, sino recién al mediodía y que está programada solamente para un medio día, de manera que, mañana, habrá otra vez venta del carburante; que la huelga es puramente local en apoyo de una cuestión en el estadio deportivo de la ciudad.