español english français česky

Tierra, escrito en inglés, y que habíamos comprado durante nuestra visita a la reserva de los Móhoks, o sea Kaniengehagas, entre Vespuccia y Canadá.

Por una parte, fue sobrecogedora la inconmensurable diferencia entre la chispa, la filosofía, el entusiasmo, emanando de dicha publicación, y la apatía, el abandono, la degradación, que vimos en todos los ambientes paraborígenes que visitamos, sin excepción. Los visionarios que llevan adelante dicha publicación a fuerza de empeño ascético tienen mucho que hacer para levantar a sus hermanos paraborígenes.

Por otra parte, el idioma inglés, especialmente cuando uno se desacostumbró un poco de él, es realmente un idioma infeliz. Ahora que el idioma castellano, cuando uno vuelve a utilizarlo después de haberse desacostumbrado un poco de él, también tiene sus estupideces monumentales. Por ejemplo, ¿por qué será que una mesa lleva pollera y un banco lleva pantalón? O ¿qué hace que una pintura sea más femenina y un perfume sea más masculino?

Yendo a lo práctico, o sea aceptando los dos idiomas tales como son, con sus defectos respectivos, nos parece que el inglés es un idioma reducido a las más elementales necesidades de expresión y comunicación de conceptos para gente que no se preocupa por sutilezas, ni siquiera exactitudes, ni siquiera lógica - por ello que se volvió tan fácilmente el idioma de la pereza intelectual alrededor del globo, y es por ello que da lugar a tantas confusiones conceptuales entre sus usuarios, especialmente entre sus hablantes nativos, mientras que el castellano es un vehículo de expresión y comunicación de conceptos mucho más preciso, para la aristocracia intelectual que gusta de exactitudes y sutilezas.

El día cuando bajamos al centro de La Paz, descubrimos una perla realmente inconcebible, por ser tan superior a todo cuanto hemos visto hasta ahora, aun en los países más meticulosos: una lavandería, naturalmente no de auto-servicio, pero de super-lujo, super limpia, muy bien presentada, muy bien atendida por una señora de verdad, con sillones de espera con almohadones, y todos los detalles a esta misma altura de perfección. Hasta el trabajo mismo se mereció todos los elogios, y repetidas veces, de Božka. Parece que la mejor lavandería de toda América se encuentra escondida en un rinconcito inconspicuo de La Paz.

También, nos enteramos de que X ... ah, por qué tantos misterios, de que el dólar negro, de los 100.000 pesos que valía cuando llegamos a Copacabana, ahora subió a 225.000 pesos.

Desde que estamos aquí, esperando la bomba de nafta - y ya no buen tiempo para subir a Chacaltaya - el tiempo es invariablemente excelente. Así son las cosas.

Hace pocas noches, hubo Luna llena, por lo que tuvimos varias veces espectáculos con efectos muy especiales: tuvimos el privilegio de poder admirar la fantasmal línea de los picos nevados de la Cordería Paceña >>>>>>>>>>>>>>>>