* Ya encontramos la manera de ilustrar la radio boliviana: buscar algo en ella es sentirse como una gallina en un basural escarbando, y escarbando, y escarbando, de vez en cuando agarrando algo en el pico pero para descubrir que no es tragable, y sólo de vez en cuando encontrando una sabrosura; todo lo cual no es una crítica y condena total de esta radio, porque, por lo menos de vez en cuando, hay algo para disfrutar, lo que es más de lo que se puede decir de otras radios en otras partes.
* El teléfono internacional subió un 60/oo.
* Los días se van acortando de manera muy notable. Hace unas semanas, amanecía a las cinco y media; ahora, a las seis, todavía es de noche. El Sol cruzó otra vez el ecuador hacia el norte, y se va a ver qué pasa en el Artico.
* En cualquier país, evitamos viajar de noche, por la simple razón de que no se puede apreciar el entorno; y en las carreteras de los países por aquí, por la razón más simple aún de que no se ve dónde uno pisa en un terreno donde hay que escrutar cada metro antes de recorrerlo.
Pero aquí, en La Paz, nos ocurre casi siempre que tenemos que recorrer la distancia del centro al aeropuerto, ya de noche. La anarquía del alumbrado de los vehículos en movimiento requiere un parrafito aparte.
Hay que imaginarse vehículos con el faro derecho solamente, o el faro izquierdo solamente. Hay que imaginar conductores que nunca bajan sus luces altas, ya sea aproximándose de la otra dirección o siguiendo de cerca por atrás. Hay que imaginarse cuando ocurren estos dos casos al mismo tiempo, y uno está encandilado por ambos lados, no ve absolutamente nada, no puede parar para que no se lo lleven por delante, y solamente puede recomendarse al patrono de los conductores. Hay que imaginarse los faros, si bien en posición baja, totalmente fuera de alineación y encandilando, quizás peor que faros en posición alta. Hay que imaginarse los vehículos sin focos rojos atrás, y aquellos sin luces ni rojas atrás ni blancas adelante.
Felizmente, muchos autobuses emiten una espesa y pestilente nube de humo de escape. La otra noche, pudimos detectar desde cierta distancia un autobús delante de nosotros totalmente invisible en la oscuridad, sin luces, por puro olfato, advirtiéndonos nuestras narices de su presencia escondida en la noche. Terrible.
* Las autoridades de tránsito no cumplen mejor con normas de sentido común. Hay lugares, en La Paz, donde no se puede virar pero donde tal circunstancia no está señalada; y que se aguanten los forasteros. Una buena fuente de coimas para los agentes del tráfico, como vimos, el otro día, uno recibiendo una.
* Lamentablemente, estamos llegando a la conclusión de que los Paceños, no queremos generalizar a Bolivianos, son, bajo una tenue película de cortesía >>>>>>>>