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Hoy, día de actividades varias.

Primero, la queja del teléfono. Karel fue a la gerencia general de la Empresa Nacional de Comunicaciones. El gerente lo mandó a la oficina de tarifas, avisando por teléfono de su llegada. El encargado de la oficina de tarifas fue con Karel a ver la estúpida arrogante. Tenemos un reembolso del 20/oo en el bolsillo. Pero ¿de qué derecho, semejante dictadora le pela dinero a la gente? ¿Qué pasa con todos aquellos que no saben que le están cobrando de más? ¿Qué pasa con todos aquellos que no saben el idioma para defenderse tenazmente? En el momento de retirarse, Karel le dijo que le permitiera que le dijera que necesitaba menos soberbia y más sesos. Al instante sonó la alarma y apareció detrás de Karel el guarda, todavía no sabiendo, por lo que veía, por qué lo habían llamado.

Luego, tuvimos que cambiar dinero. Otra vez, nos convertimos en orgullosos propietarios de millones y millones de pesos, en centenares de billetes que nos dieron un calambre en el pulgar verificándolos rápido antes de que apareciese, tal vez, una ronda de policía en esta operación clandestina.

Ah, pero no, nos explicó el encargado de la casa de cambio: cambiar dinero al mercado negro es ilegal y castigable por la ley sólo cuando no beneficia al gobierno, o sea entre dos particulares; pero las casas de cambio están fiscalizadas por el gobierno tanto en las operaciones al precio oficial como en las operaciones al precio negro; por cuanto, las operaciones negras en las casas de cambio, lejos de estar sujetas a la ira gubernamental, reciben el beneplácito de su ojo benevolente. Muy interesante, pero el pulgar ya lo teníamos acalambrado.

También fuimos a un taller mecánico, que debe de ser el mejor de La Paz, vale decir de toda Bolivia, para darle al vehículo el mantenimiento que se merece después de los tremendos caminos que recorrimos últimamente, y que necesita para llevarnos, esperamos, sin problemas si Dios quiere, por los lados chileno y argentino de la Cordillera hasta Tierra del Fuego, y luego, hasta Buenos Aires. Sí, pero - nos dijo el jefe de taller - hoy es lunes, principio de la Semana Santa, así que hasta el lunes que viene, no hay nada que hacerle.

Mansamente, como corresponde cuando se habla con el único taller-que-inspira-confianza de Bolivia y alrededores, tomamos una cita para el lunes próximo, exactamente dentro de una semana.

Por la mismísima razón, tenemos que postergar nuestra visita al observatorio cósmico de Chacaltaya hasta la semana venidera.

Y por la mismísima razón, recién la semana que viene podremos ir a una estación radiodifusora para preguntar cuántas Bolivias hay en este mundo ya que, cada rato, anuncian su ubicación como La Paz, Bolivia, América del Sur, con la adecuada pomposidad de intonación, se entiende.