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Las 9; nosotros ya sabemos, pero no de fuentes locales sino por ondas cortas desde Vespuccia; la huelga terminó ayer, en su decimosexto día.

Adelante, pues. Saldremos un poco demasiado tarde para llegar a Sucre hoy, pero haremos lo que podamos.

Estamos todavía a 35 kilómetros de Sucre; pero más, hoy, no se puede hacer; recorrimos 205 kilómetros en siete horas sin parar, siempre en segunda, salvo cuando en primera; repetidas veces tuvimos que rememorarnos que estábamos viajando por una carretera troncal hacia la capital - por lo menos legal y más antigua - de Bolivia, porque nada en este camino se parece a una vía de acceso a la capital de un país.

Fue una jornada muy cansadora por un camino naturalmente de tierra, de piso muy irregular, con muchas subidas, bajadas, con tantas curvas - muchas de ellas, muy cerradas - que, en toda la distancia recorrida, no hubo un solo hectómetro de línea recta, con un ancho de pista oscilando entre apenas el ancho de nuestro vehículo y un ancho y medio, por lo que, evidentemente, el camino está provisto, de vez en cuando, de exiguas plataformas de cruce de tráfico.

Pero, de tráfico, muy felizmente para nosotros, hay realmente poquísimo; consecuentemente, establecer y mantener un camino aun tan primitivo como éste debe de ser una empresa altamente antieconómica para el tráfico que no hay: en nuestros 205 kilómetros y siete horas, cruzamos diez vehículos - seis camiones, dos camionetas, dos coches de pasajeros.

Menos mal que no llovía y que hace ya buen rato que no llueve fuertemente; tuvimos que cruzar muchos lechos de torrentes, ahora secos, y varios trechos que, con lluvia, seguramente se vuelven barriales; es la ventaja de haber pasado ya la época de lluvias; quizás nos ayude también en nuestro cruce hacia Chile.

Como si las dificultades naturales no fueran bastante, también tuvimos que sortear los bloqueos dejados por la huelga, todavía obstruyendo, en menor o mayor grado, el camino. Sacando lo bueno de lo malo, por lo menos nos divertimos llevando la cuenta de los bloqueos: en los 205 kilómetros, contamos, da la casualidad, exactamente 100 bloqueos, con materiales tan diversos como rocas, árboles y cactos, y de tamaños yendo de decenas de metros de camino totalmente cubiertos de rocas a una hilera de piedritas pulcramente tendida a través del camino como un collar, dando la impresión de ser, y tal vez fue, el trabajo de algún niño imitando su papito mientras éste hacía el bloqueo grande. Para repetir un tema ya mencionado, estas obstrucciones, más que monumentos a una huelga, son monumentos a ineficiencia: 100 bloqueos en 205 kilómetros, un bloqueo cada 2 kilómetros, son 99 bloqueos de más, ó 98 ó 97 de más, ya que un solo bloqueo en camino tan desolado hubiese sido suficiente, y tres hubiesen sido un superlujo.