- Sí, le dijimos, pero no a nosotros, porque nosotros no nos dejamos pelar, >>nos rebelamos, peleamos, y pagamos sólo lo justo. ¿Por qué no hacen todos >>así? Si todos hicieran así, se les secaría el fraude a los pulpos y se irían >>a buscar otro trabajo.
- Sí, dijo él con resignación, pero así son las cosas por aquí.
- Sí, le dijimos, pero la culpa la tiene en gran parte el público, Usted >>mismo. Nos parece que, en Bolivia, hace falta una revolución más, pero de >>otro tipo, no para pedir cambios políticos o económicos, sino la imposición >>del sentido común y de un poco de decencia humana en la administración. Por >>ejemplo, el enfermero que no tendría que perderse tres o cuatro días, con >>los gastos concomitantes, para cobrar su sueldo, tendría automáticamente un >>aumento efectivo en su sueldo utilizable sin que le cueste un centavo más al >>gobierno; además, la población tendría una mejor atención sanitaria, ya que >>tendría al enfermero disponible tres o cuatro días más. Y todo, por el >>estilo.
El servicio de propaganda de Vespuccia en español hacia América que llama Latina, pero que, en realidad, es Hispana, festeja, hoy, su vigesimoquinto aniversario; una longevidad sin duda notable en cualquier empresa. Ello, para nosotros, no tiene ninguna importancia, salvo la curiosidad de que estos locutores, a pesar del hecho de que semejante aniversario no ocurrirá otra vez ya el año que viene sino dentro de 25 años, no cerraron sus micrófonos y no fueron a perderse en el silencio y el anonimato a la usanza de sus colegas bolivianos sino que siguen desempeñando sus tareas con toda eficiencia, y que, además, logran darle un realce público verdadero y eficiente a la fecha con la chispa de comentarios alusivos intercalados entre los programas habituales. ¡Qué diferencia entre la modalidad vacía, inerte, inútil, y la modalidad pujante, constructiva, productiva!
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Día decimoquinto de la huelga.
Siguen los acontecimientos contradictorios.
»« Por una parte, se están expandiendo las huelgas de hambre; también, los distribuidores de combustibles hicieron la muy astuta observación de que, distribuyéndolos, socavaban la eficiencia de la huelga, por lo que otra vez cortaron el suministro de nafta y de diésel.
»« Por otra parte, ciertos distritos del país decidieron normalizar sus actividades empezando la semana entrante sin ocuparse de la situación entonces en el resto del país.
»« ¡Qué confusión! Ahora que, pensándolo bien, mejor se podría decir ¡qué democracia!: cada cual hace lo que le parece, sin imponer su parecer a los demás.