▪…▪ La familia del naftero nos adoptó totalmente, con una gentileza realmente conmovedora, reforzada por una cena automática y meriendas ocasionales en el día, como huevos batidos una vez, charqui con papas otra vez, etc. Lo que no deja de crearnos una situación difícil. Naturalmente, nos dan también de comer lo que nosotros nunca comeríamos: arroz blanco, fideos blancos, fritura, sal en abundancia, con tan sólo una tímida muestra de lo bueno como una arvejita o garbanzo, o de lo regular como carne, en cada plato de arroz o papas. No tenemos inconveniente en comer lo ofrecido; no nos socavará la salud en tan pocos días y sí, rehusarlo heriría la hermosa sinceridad de esta gente. Pero el dilema está en cómo aceptar, comer y complimentar con toda sinceridad, porque es sabrosa, la comida, y al mismo tiempo y sin ofender, siguiendo nuestras convicciones, tratar de convencer que esta comida es más relleno que nutrición; y que sí, verduras crudas, frutas crudas, ambas sin pesticidas; nueces, semillas, en vez de pan; miel, en vez de azúcar; nada, en vez de sal; nada, en vez de frituras; productos lácteos, huevos - no fritos -; infusiones de yerbas en vez de café, y jugos en vez de gaseosas, son un combustible más eficiente y limpio para nutrir los varios sistemas del cuerpo, darles salud y la habilidad de rechazar las enfermedades siempre en acecho en el ambiente. Pues, lo hacemos y sin mucha moderación, logrando, a la vez, complimentar el sabor de una comida y destacar el valor nutritivo de la otra.
▪…▪ En un renglón afín, otro aspecto del cuidado de la salud, una de las señoritas de la casa vino, una vez, con un dolor y granitos en la garganta, anunciando que iba a ir a ver al enfermero de la posta sanitaria del pueblo. Otra oportunidad para nosotros para compartir nuestras convicciones al respecto.
No vaya a la posta, le dijimos. ¿Para qué? ¿Para tragarse un remedio que, tal vez le tapará el malestar pero sin buscar la causa, y casi seguramente le socavará la salud por otro lado? No hay un solo remedio en este mundo que no tenga efectos laterales dañinos para la salud, a veces increíblemente graves y múltiples. Busque la causa, por qué su garganta se puso así. Elimínela. ¿Quizás aspiró una dosis demasiado concentrada de los vapores de la gasolina? De todas maneras, déle a su cuerpo el tiempo de sanearse a sí mismo, sin someterlo al esfuerzo adicional de tener que combatir al mismo tiempo los efectos nocivos de la droga. Claro, hay que esperar días, a veces. No es el aparente milagro instantáneo de las pastillas, pero Usted se ahorrará tiempo, dinero, y su cuerpo no habrá recibido daños incidentales ocultos, y ocultados por los médicos a los enfermos. Es una estadística, repetidas veces comprobaba, que, cuando hay una huelga de médicos en algún sitio, automáticamente disminuye la mortalidad en la población. Por todo ello, incidentalmente, es tan importante comer sanamente para tener un cuerpo fuerte, capaz de autodefensa o de autosaneamiento.
La joven no fue a la posta de sanidad. Al día siguiente, de mañana, su garganta seguía igual, pero no peor. A la tardecita, ya estaba mejor. Al día siguiente, la garganta ya estaba perfecta.