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es de harina negra y sin aditivos, y, por lo tanto, mejor para la salud que la mayoría de los panes de las distinguidas ciudades cosmopolitas - pero sin otra cosa para elegir. ¿Qué pasaría si alguien pusiese una panadería con una variedad de productos tanto de pan como de pastelería? Ah sí, también se puede conseguir queso, del tipo mitad-queso-mitad-sal.

No entendemos este tipo de vida. ¿Será falta de iniciativa o será falta de oportunidades, o será un círculo vicioso de mal ejemplo que se va propagando de los individuos a la sociedad, de la sociedad a los individuos, y de generación en generación? Nos preguntamos cómo sería la vida en un pueblo, de función y de tamaño idénticos a éste, en un país como Canadá o como Vespuccia; habrá que ver cuando volvamos al norte, pero seguramente será más pulcro, más limpio - mucho más - que éste, de eso no hay duda.

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Hoy, muy de madrugada.

Las primeras noticias son que, ayer, durante las manifestaciones en La Paz hubo atentados con un saldo que varía, según las informaciones que se escucha, de 35 muertos a sólo varios heridos. Se dice que, hoy, habrá más bloqueos de las carreteras - por lo tanto, tendrá que ser este día, otro de pausa para nosotros.

Más tarde en el día.

Habíamos estado rumiando la paradoja de pasar tanto tiempo aquí, tan cerca de las ruinas de Incallajta, y de no utilizar el tiempo disponible para encontrar otra manera de verlas - si bien seguimos dudando mucho de su interés. Para olfatear nuevamente el asunto, y si bien todo el mundo nos está diciendo que el acceso debe de ser impasable para cualquier tipo de movilidad, nos corrimos los seis kilómetros hasta el desvío hacia las ruinas.

¿Con qué nos encontramos? Como si fuera todo calculado en una acción teatral, al mismo tiempo que llegábamos nosotros por un lado, llegaba por el otro, un grupo de campesinos para empezar un bloqueo de la carretera con una barricada de piedras - circunstancia muy poco oportuna para ocuparse de ruinas de dudoso interés visual. Los observamos hacer su barricada; cuando terminaron, se subieron al vehículo que los había traído y siguieron camino para levantar otra barricada más adelante; les comentamos que, si dejaban las cosas así, sin nadie para montar guardia, cualquiera podía hacer a la inversa lo que ellos acababan de hacer, o sea remover las piedras y seguir viaje no más.

Y así efectivamente pasó. Nosotros volvimos a nuestro sitio a la entrada de Epizana para no estar cortados del pueblo, pero vemos el tráfico, por escaso >>>>>>>>