Pernoctaremos a esta baja altitud de 1.640 metros - notable para quien viene de los 4.000 y 5.000 metros de la Alta Cordillera; y para llegar aquí, tocamos un bajo de unos 1.300 metros.
Más baja altitud probablemente no alcanzaremos en Bolivia, pero estamos tocando con el dedo otro de los tantos estereotipos que persistentemente pasan por ser la verdad en el conocimiento popular. Bolivia se conoce como el país del altiplano, como el Tibet americano, y es cierto, como lo hemos visto; pero la pura verdad es que Bolivia es, además, mucho más: tiene nada menos de 60/oo de su territorio en llanos y valles verdeantes de hasta sólo 400 metros de altitud, por lo que también tiene, entre su páramo conocido y sus llanos desconocidos, una variedad insospechada, como estamos viendo, no sólo en clima y vegetación sino también en tipo y densidad de población.
Por ahora, el tiempo no se presenta muy favorablemente. Esperemos que, mañana, nos permitirá visitar las ruinas que nos trajeron hasta aquí.
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Esta mañana, tenemos más pruebas de que bajamos del altiplano: nos llevó sólo un cuarto del tiempo para vestirnos, y tenemos media docena de ronchas de insectos adornando varias partes del cuerpo.
También, hay muchas pequeñas colonias de hormigas.
Mientras tanto, allá lejos, en Tairona, habrán pasado muchas generaciones de hormigas ya, pero seguramente seguirá la tradición, transmitiéndose de generación en generación, de que alguna vez, en tiempos remotos, les cayó misteriosamente maná del cielo, justo en el caminito que seguían.
El tiempo sigue poco entusiasmante para visitar unas ruinas en lo alto de una montaña. Ocasionalmente, cae un poco de garúa. El problema no es con nosotros, sino con las cámaras fotográficas. Esperemos hasta el medio día. De todos modos, conviene visitar el museíto primero, por las direcciones y cualquier dato útil.
Tiempo igual. Pero, por lo hablado en el museo, vamos ahora.
Anocheció. Estamos de vuelta para otra noche super-tranquila en el pueblo. Vimos el sitio. Incluso, el tiempo se decidió a colaborar, porque, allá arriba, estuvimos por encima de la nebulosidad; pero ya es tarde, mañana vamos a contar.
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