capa, sensible a un tipo de color diferente - en su forma más simple, al amarillo, al magenta y al azul ciánico; con capas de separación, de asociación, y de protección; en total, a menudo, diez capas, y a veces más ...
No es de sorprenderse, que el proceso de untar todas estas capas, fotosensitivas y otras, en la base de acetato, se efectúa en recintos tan limpios como salas de operaciones en un hospital, que los técnicos tienen que llevar ropa especialmente lavada, de pies a cabeza, y que dichas salas y sus pasillos de acceso tienen mayor presión de aire para que el aire filtrado adentro no se contamine con el aire normal ambiente de las otras partes del edificio; hasta ciertos cosméticos están prohibidos porque su composición química podría influir en la emulsión.
Y ¿cómo se utiliza tan sabia estructura para conseguir la imagen en el negativo? Pasando la película por varios baños que reaccionan con los cristales de plata alterados por la luz, de manera que los varios colores vayan reemplazando los cristales alterados, en las proporciones adecuadas del amarillo, del rojo-purpúreo del magenta, y del azul-verde del ciánido, pero dejando, al mismo tiempo, los cristales no alterados inactivos. Una complejidad que a uno lo hace sentirse humilde.
* En el papel - donde quedará la fotografía final, la base es, naturalmente, papel; pero no cualquier papel; tiene que ser:
• químicamente limpio, o sea sin la menor contaminación de metales, resinas o >>fibras leñosas;
• fotográficamente inerte, o sea libre de cualquier influencia química que >>pudiera interferir con la emulsión fotosensitiva;
• blanquísimo y brillante;
• y muy resistente a la desintegración por líquidos.
En el papel, la capa fotosensitiva, así como ocurre en la película, depende eminentemente del principio de reacción de una emulsión de plata bajo el impacto de fotones; ello, porque - si bien se habla de impresión de fotografías - en realidad no se trata de impresión por contacto sino de una nueva operación de fotografiar, en la cual la imagen del negativo está transferida al papel por medio de rayos de luz de la misma manera como la imagen del objeto real fue transferida al negativo en la película por medio de rayos de luz.
Inclusive hasta aquí nos encontramos otra vez con gelatina: antes de recibir sus capas de emulsiones fotosensitivas, el papel tiene que prepararse con su propia capa de gelatina y sulfato de bario - si bien, hoy en día, se utiliza más y más una capa de polietileno.
Y no es de sorprenderse que el papel, una vez expuesto a la luz de la película, tiene que pasar por sus propios baños de reveladores, donde los cristales de sales de plata alterados por la luz quedan revelados, y los sales no alterados, eliminados.