Esta madrugada, nos enteramos por radio de que hubo un fuerte terremoto en Chile, de unos 7/8 richteres, el peor en los últimos veinte años, y, por colmo de males, en la parte más poblada del país. Nos hizo acordar de que, desde Alaska, siempre estamos viajando en el arco americano del círculo de fuego del Pacífico.
Si estuviésemos menos atrasados de lo que estamos, muy posiblemente nos encontraríamos ahora mismo en Santiago o Valparaíso, en el medio del terremoto. Mejor estar más atrasados.
Temprano en la madrugada, o sea antes pues de habernos enterado del terremoto, sentimos el coche mecerse levemente sin razón aparente: tal vez pueden haber sido ondas sísmicas del terremoto chileno. Según informó la radio, se sintió las ondas sísmicas hasta en Buenos Aires, en los pisos altos de los rascanubes.
Más tarde, a las 8 menos 5, estábamos delante del taller, para la cita a las 8 en punto con el mecánico. A las 8:30 apareció - en punto. Pero, ahora, parece que la cosa se va a hacer.
También esta mañana, tuvimos cinco entrevistas totalmente inesperadas, con las agencias Reuters, Associated Press, Prensa Latina y France-Presse, y un diario local.
El tiempo seco de estos últimos días fue interrumpido hoy por una fuerte tormenta.
≈ Tuvimos otra vez la oportunidad de asombrarnos ante la rapidez con la cual se acumulan grandes cantidades de agua corriendo torrentosamente por las calles, uniéndose, en cada bocacalle, como tributarios, para formar una corriente más fuerte, más caudalosa, y uniéndose otra vez, y creciendo otra vez, de manera que, en ciertos sitios, es perfectamente imposible cruzar la calle con los pies secos como sería imposible cruzar un torrente con los pies secos.
≈ En varios sitios, también vimos que se habían formado unos pequeños géiseres de unos 15 centímetros de alto, chorros de agua surgiendo verticalmente de entre los adoquines, agua que seguramente había filtrado cuesta más arriba, y más abajo resurgía a la superficie a la manera de un pozo artesiano.
≈ La ventaja de estar en Bolivia en la época de lluvias; los viajeros que vienen en la época de seca no lo ven.
Se hizo bastante tarde. Son las 16:30; pero vamos a salir, lo mismo.
A la salida de La Paz, como previsto, el puesto de la hoja-de-ruta-cum-pago; y, como previsto, la pelea para poner un poco de claridad en esa cueva de arbitrariedad. Por lo menos, el asunto adquirió un cariz todavía más divertido, o penoso, que antes, porque, ahora, nuestro documento internacional del coche que tan diligentemente siguen verificando y sellando, no solamente >>>>>>>>