No valió la pena. El patio sólo del museo de sitio de Tiahuanaco fue vastamente más interesante.
▪ Vimos tan sólo una escasa colección de cerámica y de estatuaria, ambas, muy burdas, sin valor artístico o intelectual intrínseco, o sea sin interés salvo quizás para un super-especialista en busca de una nueva teoría. Y ¿por qué no tienen en este museo aunque sea una muestra de algo tan fundamental e único como las grampas de cobre?
▪ También, en este museo tuvimos la confirmación de la insinuación de los carteles en Tiahuanaco. En contraste con la situación que vimos en Ecuador y parcialmente en el Perú, la arqueología boliviana pretende ser totalmente en manos bolivianas, tanto en sus estudios como en su financiación. Pero véase lo siguiente.
▪ También, en este museo aprendimos por qué se decidió pasar, en círculos arqueológicos, de la ortografía Tiahuanaco a Tiwanacu: muy simplemente porque así lo decidió una comisión de americanistas. Evidentemente razón suficiente por autoridad suficiente para agringar una herencia nacional. Pero, véase lo antedicho.
También fuimos a hacer revisar los frenos que, desde un par de días, chillaban. Ningún problema, sólo un poco de suciedad.
Y finalmente, también fuimos a visitar el Parque Prehistórico, alias museo "semi-subterráneo", Tiahuanaco. Otra vez, naturalmente, una simple plazoleta cuadrada a sub-nivel.
Las cabezas clavas en las paredes son falsas, según advierte honradamente un cartel; pero varias de las piezas en exhibición en el hueco son bastante interesantes y complementan la visita al sitio arqueológico propio. Por eso será que esta plazoleta hundida se parece a una cueva de leones - donde los leones, o sea el público, está constreñido no dentro sino fuera de la jaula-recinto, para no poder arruinar las piezas dentro de la jaula-recinto. Qué interesante sería un tratado sobre la sigilosa patología vandálica.
Algunas piezas de esta exhibición
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Hoy, hicimos varias diligencias.
» Compramos un mapa de Bolivia; por ciertos indicios, bastante antiguado, pero otro no había, y por la duda sin fecha de publicación. Podremos devolver al consulado boliviano en Lima el mapa que tan gentilmente nos prestó.
» Quisimos comprar una brochita para limpiar los lentes de las cámaras fotográficas: no, no hay brochas en La Paz. Quisimos comprar un filtro ultravioleta para reemplazar uno que posiblemente tiene una fallita: no, no hay tales filtros en La Paz.