vez analizada, contenía tan sólo 400 en vez de 500 soles; al ver que habíamos desenmascarado su maniobra, y sin palabra nuestra, nos entregó, con una sonrisa de mártir, los 100 faltantes. Conseguimos la tarjeta por los 750.
En el correo, siguió el día. No tenían ni las estampillas ni el cambio necesario; fue la alternativa de no despachar la tarjeta o poner franqueo de 700 en vez de 600.
Sí, fue todo un día.
Sin contar los niños que frecuentemente tuvimos que ahuyentar como moscas, pidiento "propina" - sin conocer el significado de la palabra ya que, en realidad, pedían limosna.
Sí, la cueva peruana de ladrones, rateros, estafadores, extorcionistas, pordioseros, chambones, se va a llevar la palma - y de lejos. Nos gustaría más decir todo lo contrario, pero ésta es la verdad.
Mañana, pues, sí, será hacia Bolivia.
Sí, ¿cómo serán los demás países después de este Perú?
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Estamos viajando hacia el pueblo de Juli; por una llanura costera perfecta, prácticamente al nivel del agua; un ínfimo aumento en el nivel del lago tendría grandes repercusiones en el área, por las tierras anegadas; y el nivel del agua tiene varias fluctuaciones cíclicas superpuestas: por año, por 16-17 años, y probablemente por 50 años. Esperamos, para los ribereños, que el nivel que vemos es el máximo.
Nos estamos acercando al pueblo de Pomata, con el Titicaca siempre a nuestra izquierda. Aquí, sí, el lago parece más profundo, sin las grandes extensiones de juncos, comunes cerca de Puno.
El camino es asfaltado y muy aceptable; viajeros que vienen de Bolivia por aquí no saben qué purgatorio les espera más adelante.
Tenemos que decidir, si queremos tratar de pasar a Bolivia por la extremidad sur del lago, o sea por Desaguadero - donde, como el nombre indica, el lago se vacía de su exceso de agua - a pesar de las informaciones conflictivas que tenemos en cuanto a las medidas de fuerza de los campesinos bolivianos en ese punto, pero con la ventaja de ir directamente al sitio arqueológico de Tiahuanaco; o si queremos pasar cruzando el lago, con la ventaja de ir primero al pueblo de Copacabana, famoso por su santuario y sus ferias anuales.