Juliaca. Un arrabal sin ciudad, por donde se puede pasar sin detenerse y sin perder nada. Hoy, por ser lunes, es día de feria, pero no de feria de consumo familiar; con puestos y escaparates extendiéndose sobre decenas de cuadras en todas las direcciones.
Parece que el modo de transporte predilecto de esta zona del Perú es el triciclo mixto de pasajeros y de carga. Ya lo habíamos notado en Ayaviri; y, en Juliaca, este glorioso modo de transporte parece alcanzar su apogeo; y hay que reconocer que, en versatilidad, no hay nada mejor: en el mismo triciclo desde donde recién se descargó mercancía o acaso alguna oveja o un chancho, sin más ni más se instala un potentado local con camisa, saco, y hasta corbata, y un portafolio en la mano.
Gente, muebles, todo va
A poca distancia antes de la ciudad de Puno, encontramos por pura casualidad el desvío que lleva al sitio arqueológico de Sillustani. Por pura casualidad, porque el genio encargado de la señalización puso un cartel antes del empalme - viniendo de Puno, que es el sentido contrario al nuestro, pero no puso otro cartel, viniendo de Juliaca, que es nuestra dirección. Una estupidez que encontramos ya tantas veces que tenemos por costumbre leer todos los carteles, aun los que están colocados en la dirección inversa a la nuestra; es gracias a esta astucia nuestra que no pasamos más de unos centenares de metros del empalme, no seguimos ciegamente hasta Puno.
Y ahora, vamos a ver qué es dicho sitio de Sillustani.
Desde una distancia, se ve una loma erizada de formas cilíndricas de varias alturas que no se sabe muy bien cómo interpretar.
Llegado al sitio, uno se encuentra en lo alto de un promontorio con una hermosísima vista lacustre sobre tres costados: un lugar ideal para un hotel de veraneo de lujo. El sitio ya es, si se quiere, un lugar de residencia, pero de otro tipo. En esencia, es un cementerio. Ah, ¡dichosos muertos!.
Hay tres tipos de sepulturas: tumbas comunes, torres de piedras toscas, y torres de cantería fina.
El interés está en las sepulturas en forma de torres; en las chulpas, como se llama estas torres funerarias. Las torres de piedras toscas son cilíndricas y se dice que son pre-incaicas, más específicamente, se cree, de la cultura tiahuanaco. Las torres de cantería fina presentan una forma ligeramente cónica invertida, o sea que su diámetro en la base es menor que su diámetro en el tope.
Las torres en cono invertido son, naturalmente, las de mayor interés.
\/ Por fuera, tienen interés estético, por su noble simplicidad geométrica en combinación con su fino acabado de cantería.