por la pureza de su estilo "plateresco, xiloformo, y barroco"; nuestros ojos dicen que dicha fachada se merece una mirada y media, y no más. Adentro, pues, no sabemos.
Incidentalmente, en la dependencia exterior derecha de esta iglesia - hoy una universidad - se da el único caso de tributo español a la raza indígena: dos caras indígenas esculpidas entre los adornos del frente.
Mañana, viajaremos al sitio arqueológico de Ollantaytambo.
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El viaje a Ollantaytambo resulta ser por una hermosa combinación de lo útil y de lo pintoresco, lo útil de un ancho valle de fértil campiña y lo pintoresco de múltiples cerros, bastante empinados pero verdes hasta las cimas mismas. Parece que los incas tenían bien elegido el núcleo de su imperio.
Estuvimos bajando bastante desde el Cusco - ¿o será, pues, Jrosjo? - lo que se nota en el altímetro y en el ambiturómetro, teniendo que fijarnos en el altímetro, mas no en el ambiturómetro.
Acabamos de pasar por el pueblo de Urubamba, entrando así en el valle que servía a los incas de vía de comunicación entre Cusco y Machu Pijrchu; es realmente una hermosura, con una profusión de retamas, y una variedad de árboles; con laderas empinadas; con una mezcla de farallones rocosos y de un tapiz verde en cualquier centímetro cuadrado donde se puede agarrar alguna vegetación.
Desde la primera plaza del pueblito de Ollantaytambo, saltan en seguida a la vista, agarrados de una lejana ladera rocosa casi vertical, dos edificios difíciles de analizar en la distancia pero de aspecto utilitario. Solicitamos explicación.
- Son dos cárceles, una, mayor, otra, menor.
- ¡¿Cárceles?!
- Sí.
- ¿De la colonia?
- De los incas.
- ¡¿De los incas?!
- Sí; y ¿ven, allí, entre las dos, a lo alto de aquel filo vertical, un >>torreón? - desde allí arrojaban a los más empedernidos al vacío.
- Parece que habría que rehabilitar las cárceles y reinstituir el sistema de >>manera urgente.
Más allá del pueblito, las ruinas del complejo, agricultural, administrativo, religioso y de control de acceso del valle a Machu Pijrchu, construido, se dice, recién en el siglo XV.