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Sintonizamos Radio Nacional del Perú. Había un programa de la Universidad del Aire, analizando la relación entre la moneda ahora de curso legal, el sol, y la nueva moneda, que en breve se pondrá en circulación, el inti, a razón de un inti por 1.000 soles; todo a un nivel de consideración para alumnos terminando su primaria, sin omitir el habitual pedantismo inútil y dañino en la disertación.  En disgusto, apagamos el receptor.

Y ahora, a dormir.

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Esta mañana, el camino hacia el Cuzco resulta pésimo. Velocidad máxima posible: 25 kilómetros por hora; y aun así, con tremendas sacudidas. No sabemos qué maravilla tendría que ser el Cuzco y sus alrededores para justificar tal castigo. A más de un desastre vial, es una vergüenza nacional ya que es ésta una carretera troncal de Puno a Cuzco, y por lo tanto, de Bolivia a Lima. Ni siquiera se puede recurrir a la disculpa de un terreno adverso, ya que es un simple valle que, aquí, lleva al Cuzco. ¿Dónde empezará el asfalto? Cerca de Cuzco probablemente para impresionar a los turistas segregados en sus aviones y sus hoteles de lujo.  Pero nosotros sabemos.

Apareció el asfalto. Podemos darnos el lujo de mirar por donde vamos. Un valle fértil, a lo largo de un río torrentoso; las aguas, corriendo hacia la desembocadura del río de las Amazonas, allá, tan lejos, en el Atlántico.

La carretera, deslizándose en suave declive hacia los 3.300 ó 3,400 metros de altitud de Cuzco.

\cs/ Por fin, Cusco, con "s" según vemos.

Nuestra primera impresión de la ciudad es que tiene - en su parte vieja se entiende, ya que las partes nuevas es mejor no verlas y olvidarlas - el mismo ambiente, de callejuelas angostas, y muy angostas, de plazas y plazoletas, que se encontraría en la parte vieja de Praga, por ejemplo. Pero, cada edificio tomado individualmente, a primera vista, no ofrece nada extraordinario.

Más sorprendente y más bienvenido es que el tráfico es silencioso y tranquilo, y que la delincuencia parece ser menos virulenta, por lo menos juzgando por los faros sin necesidad de rejillas antirobo - aunque ya recibimos varias advertencias no solicitadas de cuidarnos por los cuatro costados.

Pero veremos en más detalles, la semana que viene, ya que, mañana y pasado, siendo sábado y domingo, evitaremos quedarnos en la ciudad y su mar de turistas.