En nuestra odisea hacia el Cuzco, paramos un rato en el pueblo de El Descanso. Estábamos notando, y aquí se cristalizan un poco más, ciertos cambios en las costumbres.
• En esta zona, descubrimos que hilar no es un derecho y una aptitud natos de >>las mujeres sino que los hombres también son perfectamente capaces de hilar.
• También la manera de hilar ha cambiado: el mechón de lana, se lo tiene >>suelto en la mano o debajo del brazo, en vez de empalado en una varilla.
• También los sombreros masculinos se volvieron más individuales, con detalles >>diferentes en cada cabeza.
• Entre los sombreros que llevan las mujeres, se ve ahora algunos, tubulares, >>altos, y de color blanco liso.
• También, jinetes a caballo se han vuelto parte natural del ambiente.
Pasado el pueblo de El Descanso, sorpresa: la trocha de llanura se volvió camino de cornisa; tan barroso como la trocha, pero más angosto, entre su pared y su precipicio, con la dificultad y el peligro adicionales que ello supone. Velocidad máxima, 15 kilómetros por hora.
Otra vez, bien por encima de los 4.000 metros; otra vez, vistas más interesantes.
Otra vez, 4.500 metros de altitud.
Otra vez, otra bajada. Esta vez, con la sorpresiva vista de un extenso lago, hermoso en su cuenca, con un fondo de cordería blanca. El lago Langui Layo.
Lamentablemente, el camino se puso mucho peor. Lamentablemente, tan malo como el de Chachapoyas. Ahora, el de Chachapoyas tiene un digno compañero. Tremendo.
Y ¿cómo puede ser que el camino de ayer, antes y hasta la trocha, era comparativamente tan bueno, y que, desde la trocha, se volvió tan malo? Puede ser porque todo lo bueno antes y hasta la trocha es un camino hecho y mantenido por una empresa particular para facilitar el acceso a su mina, mientras que todo, de la trocha inclusive en adelante, es el camino deshecho y descuidado por los poderes públicos.
A 26 kilómetros antes del pueblo de Sicuani, nos encontramos con una línea de alto voltaje que, ahora, sigue el mismo rumbo que nosotros, en terreno muy quebrado. Otro ejemplo de las tremendas dificultades que tiene el Perú en su lucha contra la naturaleza. Una cosa es levantar torres de alto voltaje en terreno llano, de fácil acceso, todas las torres equidistantes y todas iguales, con la comodidad de maquinaria motorizada, y, luego, con un tendido de cables de rutina por terreno llano y sin problemas, y otra cosa es tratar de levantar torres, cada una en una pendiente diferente, por lo tanto, cada >>>>>>>>