respeto, y con bolsillos suficientemente forrados para ir a mostrarlo adonde más duele, cubriendo las huellas de vehículos y de pisadas con piedras para restablecer el contraste de textura y color con el substrato de los geoglifos.
Es por todo lo susodicho que el misterio de los geoglifos de Nasca nos es ahora menos fantasmal, más humano.
Y, para terminar, las seis observaciones siguientes.
…… Es de notar que los nueve dedos del mono no es el único caso entre los geoglifos de un par de manos o pies, o lo que pueda ser, con solamente nueve dedos; sin que sea obvio qué explicación darle. Nos extraña que todavía no apareció un cultor de lo exótico, diciendo que esos pares de manos con nueve dedos son la prueba de que los geoglifos son obra de una raza desconocida en la cual nueve dedos hubiesen sido la norma en vez de diez.
…… No olvidar la conexión entre esta arqueología cargada de misterio, y arqueología menos misteriosa, o con misterios más habituales, por los motivos comunes a estos geoglifos y a ciertos tejidos y cerámicas de la misma zona; por ejemplo, la ballena.
…… Quisiéramos hablar con quienquiera le confirió el título de cóndor a un pájaro con larguísimo, puntiagudísimo, pico, como de cigüeña, por ejemplo.
…… Quisiéramos hablar con quienquiera decidió colocar el mirador donde está, desde donde se ve lo menos perceptible de toda la riqueza y variedad de los geoglifos.
…… Nos olvidamos preguntar al piloto de la avioneta por qué no tiene más bien un helicóptero, que sería tanto más práctico.
…… Idea nuestra: ¿no podría ser que falte algún elemento originalmente relacionado con las líneas, desaparecido en el transcurso de los siglos, con el cual todo sería obvio, y sin el cual todo es un rompecabeza?
Así fue nuestro encuentro con los geoglifos de Nasca, llegados a conocimiento público general recién en la década de 1930, todavía en su estado prístino original en la década de 1960, y desde la década de 1970 siendo obliterados por respetuosos visitantes del refinado mundo europeo-"norteamericano".
Nos vamos a quedar el resto del día en Nasca, a ver qué otra cosa se puede descubrir y, de todos modos, haciendo los habituales trabajos domésticos y de escritorio.
También, aquí tenemos que decidir si queremos ir al Cuzco por el camino más corto, del cual escuchamos mucho mal, o por el camino mucho más largo, por Arequipa y Juliaca, del cual no escuchamos mucho bien tampoco.