En Canadá, también perforaron su Cordillera para desviar por ahí un río. Lo hicieron para conseguir electricidad para fabricar aluminio. En Vespuccia también lo hicieron, para traer agua a la ciudad de Denver.
Llegamos a la puerta del Museo Regional de Ica en el momento cuando estaban por cerrar las oficinas para el fin de semana, y las muestras para la hora del almuerzo.
Así que, por grandísima suerte, tuvimos el privilegio de hablar con el director del museo, para confirmar lo increíble de las cavernas que no son cavernas. Sí, efectivamente, y, esta vez, de una boca que sabía comunicar lo que quería comunicar: indudablemente, las cavernas no son cavernas, son pozos con cámara.
Pero entonces, ¿cómo puede alguien escribir - escribir y publicar - según una vez leímos, que hay "sepulturas en cuevas con nichos para hasta 400 muertos colocados agazapados"? ¿A no ser que haya sido un arqueólogo de salón, que nunca pisó esa península y que se dejó engañar por la injustificada, descarriante, desatinada, denominación de Paracas-"Cavernas"? Porque no nos podemos imaginar que haya cavernas de verdad, y que tanto el encargado del museo de sitio como el director del museo regional nos hubiesen hablado tan terminantemente de pozo en exclusividad.
De todos modos, otro atentato contra la cultura pública - lo que nos incluye - a anotar en la estupidoteca humana.
Así aclarado este punto, ahora, hacia otra meta nuestra en Ica: otro caso que no se sabe si creerlo a pesar de parecer bastante increíble - porque muchas cosas que parecían increíbles, eventualmente resultaron ciertas - o si no creerlo, por las tantas invenciones fantásticas que se quiere hacer pasar por verdades que andan por este mundo: las piedras grabadas del Dr. Cabrera. Ni siquiera sabemos si podremos hablar con él, y/o ver las piedras.
No está el Dr. Cabrera. Vimos solamente un estado mayor de sus hijos adultos y un enjambre de obreros ocupándose hacendosamente de la refacción de la caserona familiar en la Plaza de Armas de Ica, en preparación, según nos enteramos incidentalmente, para el rodaje de una película de largo metraje justamente sobre las piedras. Pero el médico-arqueólogo-coleccionista estará a las 18.
Mientras tanto, de vuelta al Museo Regional a ver qué ofrece.
La visita del museo fue de dos horas y media, y de gran interés. Vimos cosas que nunca habíamos visto en museos grandes de ciudades grandes.
Vimos una colección muy completa de excelentes y variados quipos; una cosa es ver un solo quipo, y otra cosa es ver y apreciar la variedad de dos docenas de quipos. Vimos algunos, sencillos, de pocas hebras, sin complicaciones, y vimos otros, de hasta centenares de hebras fundamentales, muchas de ellas, a su vez, >>>>>>>>