En el vecindario de este museo, fue absolutamente impensable dejar el coche solo y no hubo manera de hacerlo vigilar; en realidad, el barrio es tan malo que probablemente ni siquiera vigilado por alguna persona lo hubiésemos dejado en la calle; así que no hubo otro remedio que visitar este museo por separado; bastante desagradable y una pérdida de tiempo del 100/oo, pero inevitable.
\LM/ Finalmente, fuimos, a cuatro cuadras de este museo anterior, o sea en el >>>>> mismo barrio peligroso, o sea otra vez por separado, al Museo de Ciencias de la Salud, llamado Peruano, pero entiéndase de los Indígenas precolonenses.
Una habitación está dedicada a los alimentos pre-hispánicos; tocando, naturalmente, tales aportes de los pueblos andinos a la alimentación universal de hoy como la papa, el maíz, el maní, incluyendo también distintas leguminosas y cucurbitáceas, así como una gran variedad de frutas - algunas de las cuales también pasaron a la dieta universal de hoy.
Otra habitación presenta muchas de las dolencias que constituyeron la patología de los paraborígenes, basándose tanto en las representaciones cerámicas como en restos patológicos sacados de los cementerios. Así se ve representaciones de faz leonina, labio leporino, idiotez, parálisis facial de origen sifilítico, pie bot, uta o sea leishmaniosis; también conocían tuberculosis, cáncer, parálisis, parásitos cutáneos, ceguera, jorobas. En resumen, eran hermanos nuestros en el mismo valle de lágrimas.
Otra habitación trata de medicamentos, basados tanto en plantas - sin omitir las venenosas y las halucinógenas - como en animales - sin omitir los ponzoñosos - todas y todos, manejados por los antiguos médicos indígenas.
Otra habitación se refiere a prácticas quirúrgicas, como la amputación de piernas y brazos por la misma técnica que se utiliza hoy, como la trepanación del cráneo, y la momificación.
Otra habitación presenta el concepto autóctono del ciclo de la vida, con su buena dosis de cerámicas eróticas.
Finalmente, considerando que todo lo anterior está acompañado de una reseña de las culturas pre-hispánicas, este museíto sin mucha apariencia externa ofrece una vista bastante completa de la vida pre-hispánica tal como realmente era.
Incidentalmente, muchas de estas prácticas todavía siguen vigentes, y hay, a veces, genios de la ciencia blanca que vienen a estudiarlas, y regresan con anotaciones en su bolsillo; respecto, especialmente, a las plantas, cuyos principios curativos re-emergen de vez en cuando bajo nombres griegos a precios de farmacia.
He aquí cómo y para qué los paraborígenes utilizaban, y sin duda siguen en varios grados utilizando, sus plantas: