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Naturalización de extranjeros era común; incluso de aquellos enemigos vencidos, incluso de aquellos Blancos, juzgados ser dignos del honor.

→ Un ser humano era una trinidad:

• un cuerpo, como envoltorio
• un espíritu que, después de la muerte del cuerpo, seguía conviviendo con los >>vivos y, a veces, aparecería a algún  individuo; estos  espíritus elicitaban >>miedo y lástima; y se organizaba festejos para divertirlos y propiciarlos.
• un  alma, creada  por una manera  virtuosa de  vivir, de modo que no todo el >>mundo tenía un alma; pero, una vez creada, inmortal.

→ Los Iroqueses tenían psicoanálisis de sueños.

  Si bien algunos sueños eran visitaciones desde arriba, y algunos eran profecías, algunos eran secretos deseos del alma, que parientes y amigos tenían que desenredar y satisfacer para asegurar el bienestar del alma. Y eso era tres siglos o más antes de Freud.

→ La salud corporal también estaba bien atendida.

  Por una parte, por testimonios tanto de los Ingleses como de los Franceses, ambos éstos consideraban sus propios médicos desfavorablemente en comparación con los médicos, hasta cirujanos, iroqueses.

  Por otra parte, los Iroqueses tenían algo de cincuenta plantas medicinales; algunas de ellas, de inmediato ávidamente adoptadas por los Blancos.

  La planta más ampliamente utilizada, y una de las que los invasores llegaron a llevarse por buques enteros a Europa, era el sasafrás. Todo tenía uso; la corteza, las raíces, las hojas, las flores, las bayas - en cataplasmas, infusión, decocción, como antiséptico, desodorante, hasta como colorantes de amarillo, escarlata y naranja.

  Y hubo un tiempo cuando los Franceses exportaban el ginseng iroqués a ... China.

→ Por otra parte, tanto la mente como el cuerpo también podían recurrir a curanderos-brujos.

→→→ Y su poder militar fue el poder militar paraborigen que más problemas causó a los invasores europeos y más influenció la evolución de los acontecimientos.

→ En plenos siglos XVII y XVIII, tanto Franceses como Ingleses tenían que tomar su existencia muy en cuenta, ya fuera para destruirlo o aliarse con él.