▪ Primero, hay dos cortes en el hueso base del pulgar derecho. Ahí no más, Pizarro habrá tenido dificultad en empuñar su espada para seguir defendiéndose.
▪ Se encontró un corte en el nódulo externo del codo derecho, lo que, con toda seguridad, imposibilitó ya todo movimiento del brazo, dejando a Pizarro irremediablemente frente a frente con su propia muerte.
▪ Es luego que habrá venido la estocada en la garganta, con el corte incidental de la mandíbula.
▪ Hoy, los puntos de impacto en los huesos tienen toda la pulcritud de estadísticas, pero hay que imaginarse la vena yugular cortada, la arteria carótida cortada, sangre saliendo a chorros, el disco intervertebral empujado hacia adentro, habiendo dañado la médula espinal, con la consiguiente parálisis de ambos brazos y de ambas piernas, pero con la mente todavía clara a la espera angustiada de más golpes.
▪ Y más golpes hubo.
▪ Las primeras vértebras cervicales y los huesos de la base del cráneo tienen impactos de un instrumento cortante: parece que también quisieron decapitarlo.
▪ El pómulo derecho está roto, por el impacto de un pesado objeto que le fue arrojado, cuando Pizarro ya estaba desplomado en el suelo.
▪ En total, hay nada menos que 17 heridas en diferentes huesos. ¿Y cuántas heridas habrá habido que no pasaron a la posteridad, pero que Pizarro sintió en carne propia?
Muy interesante, cuánto pueden hablar los huesos de un muerto; y sorprendente, que recién ahora se descubrió que los huesos que estaban no eran, y los que eran no estaban; y más sorprendente todavía es que todas las susodichas investigaciones por parte de historiadores, arqueólogos, patólogos, radiólogos y antropólogos no pudieron ser realizadas en casa, en el Perú, sino que tuvieron que llevarse a cabo en la Universidad del estado de Florida.
Y con todo esto, los huesos están todavía en estudio, después de tantos años ya; y el féretro no cumple por dentro lo que anuncia por fuera.
¿Qué sintió Atahualpa, en su más allá, cuando se enteró del asesinato de su asesino? ¿Qué sentirá ahora, con todo esto? ¿Venganza? Más probablemente serenidad. Quizás Atahualpa y Pizarro estén ahora jugando al ajedrez.
En las dependencias de la catedral, hay un museo bastante interesante a pesar de la limitación del tema obvio: arte religioso de la catedral.