En conjunto, una visita arqueológica interesante a pesar de lo penoso del camino de acceso.
Un elemento ajeno a arqueología, y bastante más viejo que cualquier arqueología, pero que no perjudica en absoluto el ambiente donde está Huilcahuain, es el trasfondo de un par de picos nevados contra los cuales se destacan las ruinas.
No fue éste el único interés que nos esperaba esta tarde.
Justo al lado de las ruinas, hay un cementerio indígena; y justamente hoy, sábado 3 de noviembre, los paraborígenes estaban conmemorando sus muertos con una romería, con mucha comida y no poca chicha. Así que tuvimos una oportunidad todavía mejor que en Huaraz de deleitarnos la vista con sus muy policromas y voluminosas indumentarias, desde las polleras hasta los sombreros - éstos con una variante que nunca vimos hasta ahora: un trapo colgando del sombrero por los costados y por atrás, a la manera de los Beduinos del desierto.
Quisimos aprovechar la perfecta oportunidad de esta romería para tomar unas fotografías. Ah, pero sacar nuestras cámaras a la vista fue como disparar una escopeta en el medio de una manada de pájaros. A la simple vista de nuestras cámaras, las mujeres echaron a correr a diestra y siniestra para esconderse detrás de lo que podían alcanzar, o, a falta de cobertizo, se escondían una detrás de las otras, cubriéndose la cara con el sombrero; en algunos casos, se amontonaban en una masa informe, echándose en el suelo una contra la otra. Nos hizo acordar de esta misma reacción de pánico en otros lugares durante esta Expedición. A pesar de todo, logramos tomar unas fotografías. Vamos a ver cómo resultan. No es fácil fotografiar gacelas a la corrida y sin ofenderlas por nuestra intromisión.
Huilcahuain: la gente
Por otra parte, preguntamos a varios indígenas a qué tribu o a qué raza pertenecen. Uno tras el otro no supo decirnos otra cosa que "indígenas", y cuando insistimos que "indígenas" no es una raza o una tribu, lo mejor que supieron decir es "serranos". Eso es lo que se llama perder su identidad.
Una tarde de intereses múltiples.
Estamos otra vez cerca del puesto de policía. Mañana, si el tiempo permite, vamos a recorrer el Callejón de Huaylas, entre la cordería Negra y la cordería Blanca de esta cordillera de los Andes.
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Este día empezó peor que cualquier día de esta Expedición; y siguió así hasta el mediodía.