huari, antes de las seis etapas de los Mochicas, vagamente contemporánea, dentro de la elusividad de las fechas arqueológicas peruanas, con otras microculturas como la cupisnique, la pre-cupisnique, la guanape, la pre-guanape, la vicus en sus cuatro etapas; que, desde 1200/1300 a.C., junto con todo un mosaico de otras miniculturas, mayormente de la costa, ocasionalmente de las sierras, empezaron a formar la pasta que maduraría en el Tahuantinsuyo de los incas.
También ... ¿Virú? ... ¿Tenemos que seguir creyendo que el origen de la palabra Perú es un río Birú en Colombia, marginalmente al Tahuantinsuyo, cuando este río Virú está en el corazón mismo del Perú y corazón del Tahuantinsuyo?
Y otra vez el desierto. Ahora, tenemos sierras también a nuestra derecha, o sea entre nosotros y el viento soplando desde el mar. En estas sierras, se da el curioso caso de lenguas de arena en las laderas pero ... ya no trepando hacia arriba, sino deslizándose hacia abajo; arena empujada por el viento desde el otro lado de las sierras por sobre los pasos entre las cimas, y deslizándose luego por este lado, como ventisqueros de arena.
En este ambiente, no es fácil tomar fotografías. La fuerza del viento impide una total estabilidad del fotógrafo; la arena en el aire es siempre una preocupación por la cámara, y la visibilidad, a veces, se ve afectada por nubes de arena. Una vista que se acaba de fotografiar no se podría fotografíar otra vez, porque ahora está tapada por nubes de arena.
A quizás 40 kilómetros del puerto de Chimbote; sigue el desierto, pero, ahora, entreverado con sierras ásperas por todos los lados, y presentando ahora formas fantasmagóricas de arena, hasta en las mismas laderas, formas que no se dan en las llanuras. ¿Será porque, en las llanuras y laderas simples, el viento sopla en línea recta y crea formas más geométricas, como medialunas, montículos hemisféricos, surcos, mientras que, entre las vueltas de las sierras, el viento tiene que adaptarse a líneas más complicadas impuestas por la topografía, y a su vez refleja esta mayor complejidad aerodinámica en la mayor complejidad de las formas arenosas?
Otra vez el desierto llano, con todas las sierras a cierta distancia a la izquierda. De una forma u otra, el ambiente sigue impresionante, y seguimos pensando en las inmensidades nevadas, ventosas, implacables, del Alto Artico.
El asfalto curó su hipo. Podemos viajar a 70 kilómetros por hora. El viento no permite más. Pero, aunque permitiese, no convendría ir más rápido, porque tuvimos ya demasiadas ilustraciones de lo traicionero que es el asfalto peruano.
De repente, otro oasis; inclusive cultivos de arroz en gradería, por obra y milagro del río Santa. De veras, qué diferencia sería para el Perú si todas estas tierras fuesen cultivos sin fin, en vez de desiertos sin fin.