español english français česky

6/ Y, a más del enredo de las ciudadanías, de las tensiones económicas internas, de las confrontaciones políticas, de la confusión judicial, de la disputa fiscal, hay las cumulativas pérdidas territoriales, por imposiciones blancas para satisfacer intereses blancos, en un territorio ya pequeño - como fue, justamente, el caso de la construcción de la Víalmar. Es cierto que siempre hay la ostensible oferta de compensaciones, pero ninguna compensación puede equivaler el achicamiento de un territorio nacional ya tan reducido. Además, las compensaciones no son pactadas sino arbitrarias, y, a veces, ni siquiera efectivizadas.

   Los Móhoks están reclamando sus derechos paraboriginales sobre por lo menos 150 kilómetros del río San Lorenzo.

Y aunque la situación anterior no existiera, lo siguiente bastaría para socavar y aplastar a cualquiera.

Por ejemplo, los Móhoks tenían ganado; pero, un buen día, en 1959, empezaron a recibir, por los vientos dominantes de la zona, contaminación de cenizas con fluoruro desde una planta de aluminio que se había instalado justo fuera de los límites de Akwesasne.

Al poco tiempo, empezaron a surgir los problemas. Los dientes del ganado empezaron a empeorar. El ganado empezó a cojear. Eventualmente, el ganado tenía que acostarse para poder comer. Pronto, ni siquiera pudo levantarse, y tenía que arrastrarse por el suelo para cambiar de lugar. Eventualmente, le faltó leche a las vacas para los terneros. Como resultado: no más ganadería, y un gran golpe para la economía de los Móhoks.

Otro ejemplo. Otra fábrica, también en la vecindad - porque, como se sabe, grandes plantas industriales gustan de establecerse a orillas de grandes ríos - empezó a deshacerse de sus desechos químicos volcándolos en un bañado del lugar; eventualmente, esta contaminación química se propagó a los pozos de agua potable de los Móhoks. Ahora, el agua de Akwesasne es tan mala que ni para lavar ropa se puede utilizar; y cada familia de Akwesasne tiene que traerse su agua desde lugares distantes, como puede.

De manera que Akwesasne ya no es Akwesasne. Hasta su nombre se le volvió doloroso. Porque Akwesasne significa "Tierra donde perdices cuchichían". Y ¿dónde están las perdices, ahora?

Así que, en estas circunstancias, no se puede criticar a esta gente; al contrario, hay que quedarse admirado cómo es que, en tales condiciones físicas, psicológicas y económicas, desastrosas, su espíritu no se doblega.

Al contrario, estos Móhoks tienen varias cosas de las cuales ufanarse, y ufanarse doblemente en sus circunstancias.

→ Desde hace tres o cuatro años, tienen una escuela según el espíritu paraborigen para sus niños; hasta el décimo grado.