T Primero, nos buscamos la iglesia del Carmen. Queríamos ver una colección, que sabemos que existe, de diez pinturas sobre piedra, de la Escuela de Cuzco.
Pero nos enteramos, de que dicha colección no está en la iglesia sino en el convento, y de que el convento está tan enclaustrado que para hablar con la monja portera hay que hacerlo sin verse la cara, y para poder ingresar al convento hay que solicitar una licencia especial del obispo; hay bastante cosas interesantes en este mundo sin tantas vueltas, y podremos ver expresiones del arte pictórico de la Escuela Cusqueña en otras partes, así que dejamos las monjas con sus pinturas y su enclaustramiento.
T Luego, Božka fue al mercado.
Apenas volvió, tuvo que compartir con Karel su agradable sorpresa de la limpieza en el mercado, y, maravilla de maravillas, de haber encontrado, por primera vez desde que salimos de Vespuccia, nueces sin tostar y sin sal, y fruta seca - solamente un tipo de nuez, castañas del Brasil, y solamente un tipo de fruta, orejones de Argentina, pero hasta esta poquedad, después de tanto tiempo, es una bonanza tan bienvenida como increíble; incluso pudo comprar espárragos; los huevos, aquí, tienen precio por kilogramo; nos preguntamos qué clase de kilogramo ha de ser éste, y cómo parten el último huevo para darle los 1.000 gramos al kilogramo; la misma observación rige para los otros lugares donde ya vimos huevos vendidos por peso; o, más probablemente, solamente por grandísima casualidad se venderá un kilo exacto de huevos.
T Luego, quisimos ir al Museo Arqueológico de la Universidad; nos pareció que hoy, por ser domingo, sería un buen día para visitar un museo.
Pero nos encontramos con un portón herméticamente cerrado, y taciturno en grado máximo - ni siquiera la más escueta información en cuanto al horario; ya ayer, sábado, habíamos venido con la misma intención, pero nos encontramos con la misma total falta de organización y consideración. Y ¿cómo puede ser que un museo esté cerrado sábado y domingo, que son los días cuando la gente más puede dedicarse a su visita?
T Luego, nos encaminamos hacia un pequeño sitio arqueológico en los aledaños de Trujillo, el denominado templo Arco Iris, o templo del Dragón. Pero no lo alcanzamos cuándo y cómo pensábamos. En camino, como llegamos a pasar cerca de un museo arqueológico que habíamos escuchado mencionar - museo particular, y por colmo en el sótano de un grifo, o sea de una estación de servicio - decidimos que íbamos a parar, por la duda, y en cinco minutos seguir viaje. Empero, las cosas no fueron así.
Cuando llegamos a la oficina del grifo - por entre los coches tomándose sus >>>>>>>>