decenas de metros de alto; y un edificio circular en forma de cono invertido, o sea con la circunferencia superior del muro de periferie sobresaliendo más allá de la circunferencia de su base.
Pero también nos enteramos de cosas desagradables.
Que todas esas ruinas son de acceso muy dificultoso. Que semejante acumulación de sitios arqueológicos requeriría semanas y meses para visitarlos, justamente por la dificultad de acceso.
Que, por ejemplo, para ir al Gran Pajatén, a la corrida, hace falta por lo menos once días, llevándose carpa y comida; y si se quiere hacer las cosas bien, hace falta tres semanas.
Que, para llegar de Cajamarca a Cuélap, hace falta, primero, viajar unas quince horas por carretera y, luego, caminar unas tres horas; o sea dos días de carretera y la caminata de tres horas - y otro tanto para volver, se entiende.
Que algunas de las zonas son peligrosas por los cuatreros y los cultivadores de opio, o sea de amapolas de opio.
Esas 15 horas de carretera + 3 horas de caminata + 3 horas de caminata + 15 horas de carretera no son para entusiasmarnos pero tampoco para asustarnos, y el acceso a los demás sitios es todavía peor.
Nuestra única preocupación es el estado del camino.
Parece que aquí, en el Perú, no tenemos mucha suerte con la información vial: una persona nos dijo que el camino va de malo a mejor; otra, nos dijo que va de regular a malo; otra, nos dijo que es todo más o menos regular.
¿Qué hacer, si no formarnos nuestra propia opinión en base a nuestra propia experiencia? Vamos.
Después de recorrer sesenta kilómetros, sabemos lo que queríamos saber, y sin lugar a duda: nos ha llevado cuatro horas, o sea que hemos recorrido ... quince kilómetros por hora. El camino ha resultado ser un rallador de cubiertas. Nos ha costado demasiado esfuerzo, tiempo y dinero importar nuestras cubiertas por avión a Quito para, ahora, echarlas en sacrificio a estas piedras asesinas durante más de trescientos kilómetros de ida y otro tanto de vuelta. Decisión, con mucho pesar pero sin ninguna duda: lo único razonable, responsable, para el buen manejo de la Expedición en general es dar media-vuelta.
Media-vuelta dimos; lo que, a su vez, no fue muy fácil poner en práctica - tuvimos que retroceder en marcha atrás un par de kilómetros en ese camino de cornisa con curvas cerradas, para encontrar una plataforma dónde se podría dar media-vuelta; Božka caminando donde iría a pisar el coche en marcha atrás, cuidando, metro a metro, que Karel no se fuera al precipicio.