1536 - 1572
Después del asesinato de Atahualpa, y con Huáscar también muerto, Pizarro implanta un inca títere. De nombre Manco Cápac - que tendría que llamarse Manco Cápac II, y último, para no confundirlo con un Manco Cápac anterior, el fundador de la dinastía incaica; el cual tendría que llamarse pues, para evitar confusiones, Manco Cápac I.
Pizarro no tuvo suerte con su inca títere porque, en 1536, Manco Cápac II quien, después de todo, era también hijo del último inca global, Huaina Cápac, y por lo tanto también medio-hermano de los dos medio-hermanos Huáscar y Atahualpa - los tres por diferentes madres - se rebeló, asedió Cuzco, que no logró capturar, y, en 1537, se fugó, a Vilcabamba, a orilla de la selva oriental, y se esforzó en organizar una resistencia contra los intrusos. Hasta 1545, cuando los invasores lograron asesinarlo. Luego, dos hijos de Manco Cápac II, o sea Titu Cusi y Tupac Amarú, continuaron los esfuerzos de su padre.
Titu Cusi se estableció en Vilcabamba, y de ahí, trató de organizar un nuevo estado incaico, que los Españoles podrían reconocer. Pero no.
Tupac Amarú, después de Titu Cusi, en su lucha en pro de la causa incaica, sólo logró verse apresado y decapitado, en 1572. Por lo menos, tuvo el consuelo de que Francisco Pizarro hayase terminado asesinado aun antes, mucho antes, en 1541, el 26 de julio, y ello por sus propios conpinches españoles.
Cuando se hizo obvio que todos esos esfuerzos incaizantes desde arriba no lograban restablecer el imperio, aparecieron visionarios individuales quienes proclamaban ser poseídos por las huacas profanadas por los Españoles y profetizaban el regreso de los incas y la desaparición de los Españoles.
Ultima chispa tratando de prender un fuego. Pero, nada.
Siguen 170 años, varias generaciones, de prostración comatosa.
1742 - 1761
En 1742, ciento setenta años después del asesinato de Tupac Amarú en 1572, y doscientos diez años después de la llegada definitiva de Pizarro al Perú en 1532, gran ola de rebeliones contra el yugo español, por todo el Tahuantinsuyo, desde el Ecuador de hoy hasta el noroeste de la Argentina de hoy.
En particular, en las zonas de Tarma y Jauja, lucha un nuevo Atahualpa; en realidad, Juan Santos, pero con el agregado de Atahualpa para destacar la raíz histórica; proclama que vino a restablecer el imperio incaico y afirma contar con el apoyo de los Ingleses quienes le prometieron armas. (Circunstancia >>>>>>>>