ananás a cacao, pasando por choclos, calabazas y muchas otras cosas. Todos estos temas, tratados de manera muy estética, muy acabada, y con mucha inventiva.
»» Hay también una sección de objetos de cobre, pero no gran cosa.
»» Otra sección, la de tejidos antiguos, sí es muy interesante, incluyendo tejidos de una mezcla de lana y algodón, y una chaqueta de dos capas con un relleno de abrigo entre las dos capas.
»» Hay también una pequeña muestra de piezas de oro que, se dice, es una de las mejores del Perú, pero que es bien intranscendental después de lo visto en Bogotá, e inclusive en Guayaquil.
Lamentablemente, tanta belleza, especialmente de las cerámicas, está ahogada en su propia cantidad, y, por colmo, en la manera hacinada de ser presentada. En otras palabras, no es realmente un museo, sino más bien un depósito donde nada se destaca.
Lamentablemente, también, las escuetas leyendas están impresas en un tipo de letra tan pequeño que cuesta descifrarlas, y en papeles muy desprolijos, ondulados, a veces rotos.
Y, muy lamentablemente, cuando uno se da el trabajo de descifrarlas a pesar de todo, se encuentra con una "mescla" de errores - perdón - horrores ortográficos, desde "empesar" hasta "silvato" pasando por "dialéctos" y algo llamado "antepología"; y, muchas veces, la sintaxis es abominable - por ejemplo "la cultura chimú se desarrolló y que fue dominada por los incas".
En pocas palabras, un memorable tesoro de hermosas piezas, hundido por todos los lados en mediocridad.
Así fue nuestro primer contacto con la famosísima arqueología peruana, tema que nos impresiona y asusta por lo que nos parece ser su gran complejidad, tanto geográfica como cronológica.
Ya sabemos que la arqueología peruana está dividida, por una parte, geográficamente, en dos franjas, una franja costera, a su vez subdividida en siete segmentos, y una franja andina, a su vez subdividida en siete segmentos - siendo estos catorce segmentos, a su vez, conformados por un laberinto cronológico de culturas.
Como ilustración de lo laberíntico, uno de estos catorce segmentos - para mayor detalle, uno de la costa central - por sí solo contiene la siguiente encimada de culturas, yendo, en retroceso, de la más reciente, antes del asalto español, a la más antigua detectada, estimada a 11.000/12.000 a.C.; culturas
Inca - Huancho - Chancay - Pachacámac - Nievería - Lima - Baño de Boza - Miramar - Ventanilla - Colinas - Curayacu - Florida - Chira - Chuquitanta - Río Seco - Encanto - Pampa - Corbina - Canario - Luz - Arenal - Chivateros II - Chivateros I - Oquenda - Zona Roja, que es la expresión apropiada para terminar.