El coche también está en condiciones. Pensar que hubo que cambiarle una batería, el silenciador, un eje trasero, dos hojas de los elásticos de atrás; cambiar los frenos; afinar el motor; ajustar todas las tuercas; hacer un trabajo de chapa y pintura. Es realmente abrumador.
Lo único que todavía nos amenaza es la cuestión del documento vespucciano perdido. Con la carta que mandamos a precio de oro, mañana a la tarde tendríamos que saber qué pasa con eso.
Hablando del tiempo en Quito, hace varias semanas ocurrió un cambio climático notable. Mientras que, anteriormente, había mayormente tiempo seco con lluvias ocasionales, ahora que empezó lo que aquí llaman invierno, o sea la época de lluvias - ya que las variaciones diarias de ambitura en realidad no cambian para nada, automáticamente, todas las mañanas, el día empieza más o menos soleado, y automáticamente, alrededor del mediodía o temprano en la tarde, viene una fuerte lluvia que dura, como ya dicho, hasta entrada la noche o incluso hasta la madrugada siguiente. Nos gustaría saber qué causa tan infalible automatismo.
Este nuevo régimen de lluvias más seguidas y más copiosas trajo aparejado un nuevo fenómeno de ennevamiento de cumbres y cerros anteriormente siempre libres de nieve. Estas salpicaduras de nieve tienen una relación directa con la cantidad de precipitación y el ensoleamiento de cada día, aumentando o disminuyendo, incluso desapareciendo, según la cantidad caída y según el porcentaje de Sol. Así que, especialmente cada mañana, uno se encuentra con un cuadro diferente de blancura o falta de blancura. Casi se podría construir una escala de precipitación y ensoleamiento en base a dichas variaciones cotidianas del enblanquecimiento. Hay que subrayar que la aparición de las nieves no se debe a un cambio de ambitura sino a un cambio en las precipitaciones. Siempre hace la misma temperatura aquí abajo, siempre hace el mismo frío allá arriba, solamente el aumento de precipitaciones causa la aparición de la cobertura névea, allá arriba.
Hablando de cosas ambientales, ¿anotamos ya que, en Quito y alrededores, el Sol no tiene fantasía, no acorta ni alarga los días, no marca las estaciones; con férrea disciplina aparece todos los días a las 6 y desaparece a las 18.
Dos observaciones más.
Parece que hay gente a quien no solamente no le molesta agringarse, sino que le gusta. El otro día, durante una de nuestras visitas a la dichosa oficina de llamadas telefónicas de larga distancia, notamos en una guía telefónica la advertencia escrita a mano: "dejar en su lugar, tks". Averiguamos qué significa "tks"; se nos informó que quiere decir "thanks". Preguntamos qué habría contra un simple "gracias"? No obtuvimos contestación.
Se nos está haciendo evidente que no se trata de casos aislados sino de una costumbre más o menos establecida y tolerada: en Quito, los hombres no tienen >>>>>>>>