¿Cómo se esfumó el día de hoy?
Empezamos, perdiendo tiempo; haciendo cosas que tendrían que haberse hecho solas, en vez de adelantar cosas que sólo nosotros podemos hacer.
A las ocho, ya estábamos estacionados frente al taller donde encargamos nuestro toldo. Sabíamos que el dueño llegaría recién a las nueve o nueve y media, pero habíamos querido asegurarnos un estacionamiento justo frente a la entrada. Y mientras tanto, estaríamos haciendo otras cosas en el vehículo.
Nueve, nadie. Nueve y media, nadie. Diez, nadie. Entonces, decidimos que Božka hiciera sin el dueño lo que pensábamos que haría con su beneplácito, a saber dar instrucciones paso a paso al cortador y a la costurera para solucionar el mal corte de nuestro toldo. Así se llegó a las 12:30. Por lo menos, gracias a dobladillos postizos y otras maniobras, se enderezó el toldo. Como difícilmente podría hacerse otra cosa mal, dejamos el toldo en manos de los operarios y nos fuimos a ver si realmente habían llegado las dos cubiertas de super-reserva.
Sí, estaban en el negocio, esperándonos. Por lo menos, una larga empresa, y de vital importancia, que terminaba bien. Así que, a enllantar las seis cubiertas nuevas. Ah, pero no tan fácil y rutinario como podría parecer.
Ø Después de armar una cubierta, ocurrió un corte de electricidad. Sin electricidad no hay compresor, sin compresor no hay aire, sin aire no se puede seguir el armado de las demás cubiertas.
Ø Cuando, después de una buena pérdida de tiempo por dicha causa, volvió la electricidad, al mismo tiempo sobrevino la habitual tormenta que aqueja Quito todas las tardes desde hace varias semanas. Como la gomería no tiene taller interno, otra espera obligada. Pero tuvimos una gran suerte; habitualmente, dicha lluvia que se desencadena a principios de la tarde no para hasta la noche, o la madrugada del día siguiente. Hoy, paró todavía a tiempo para terminar de armar todas las cubiertas.
Luego, volvimos con celeridad a ver la suerte de nuestro toldo. Ya estaba todo dobladillado y sin problemas. Sólo falta pegarle una cinta de refuerzo y colocarle los ojalillos, lo que ya será trabajo para mañana.
Así desapareció este día de hoy, sin perder un minuto, sin parar un minuto. ¡Es increíble! Pero es una gran victoria tener estas seis cubiertas nuevas más las dos nuevas que teníamos de antes. Ocho cubiertas nuevas. Fueron muchos altibajos, mucho suspenso, pero las tenemos. Esperamos que no causarán problemas en la aduana.
El toldo también se solucionará.