desliz del Sol, norte-sur o sur-norte, se vuelven más lentos, al contrario, en la época de los equidiurnoccios, la oscilación del globo terráqueo y el consiguiente aparente desliz del Sol, norte-sur como en este caso, o sur-norte como será en el próximo equidiurnoccio, se vuelven más rápidos.
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Hoy, 23 de septiembre, después de más actividades cansadoras en Quito, volvimos a nuestra cita con el Sol equidiurnoccial. Esta vez, el Sol no faltó. A las 12:07 hora solar, o sea las 12:21 en nuestros relojes, el Sol cruzó el ecuador, del hemisferio norte al hemisferio sur. Lo que, naturalmente, significa que no cruzó el ecuador precisamente en el cenit del punto donde estábamos sino ya a unos pocos kilómetros más al oeste.
Y es cierto, solamente un punto exacto y preciso del ecuador puede tener el privilegio, en cada equidiurnoccio, de ver el Sol cruzarlo verticalmente encima. Pero sólo los relojes se dieron cuenta; en la práctica, esos pocos 1.440-avos de circunferencia del globo no influyen en nuestra cita con el Sol equidiurnoccial.
Todo eso lo supimos porque, por pura casualidad, descubrimos un pequeño museo solar, pero sumamente tímido, escondido en el anonimato del pueblito de San Antonio. Nos preguntamos por qué este museo, u otro similar, no existe en el sitio mismo del monumento del ecuador, fuera de dicho pueblo, o en uno de los varios otros monumentos que ya mencionamos.
Aprendimos a distinguir entre la línea equidiurnoccial y la línea ecuatorial, siendo la ecuatorial aquella que divide el globo terráqueo en dos mitades geométricamente centradas en los dos polos - geográficos, hay que aclarar ya que hay dos otros tipos de polos - y la línea equidiurnoccial, aquella descrita efímeramente por el movimiento aparente del Sol, a un ángulo con la línea ecuatorial. Es cuando, durante un segundo, el Sol se encuentra en el cruce de ambas estas líneas que "cruza" el ecuador.
Por otra parte, el museíto está construido, con sus paredes norte y sur levemente inclinadas una hacia la otra, en forma de trapecio, de manera que, alrededor del mediodía de un equidiurnoccio, y solamente en este lapso - que es cuando reciben los rayos verticales del Sol - ambas están iluminadas al mismo tiempo, tal como lo pudimos comprobar nosotros mismos, mientras que, según se nos informó, durante los seis meses anteriores o posteriores a un equidiurnoccio, solamente una pared recibe los rayos directos del Sol y la otra se queda en la sombra.
Así, después de haber visto el Sol girar, días y semanas, en círculo encima del horizonte sin desaparecer, en el Artico, después de haberlo visto moverse, >>>>>>>>