Otro golpe de subdesarrollo. Recién apareció sorpresivamente en la carretera una imperativa luz roja de tráfico; no de un solo foco sino de dos focos por la duda, y ambos prendidos, ni siquiera de modo alternante sino de modo fijo conjunto; si bien el chófer no pudo entender el porqué de tal doble imperativo, por simple costumbre de respetar reglamentos paró sin saber qué hacer y qué esperar - pronto supo qué hacer y qué esperar: pronto llegaron desde atrás otros vehículos que, a toda velocidad y con perfecto efecto Doppler de sus bocinas enojadas por nuestra presencia en el medio de la calzada, siguieron de largo casi raspándonos, sin preocuparse de la doble luz roja; aprendimos nuestra lección y seguimos también. Pero nunca sabremos por qué, para qué, estaban estas dos luces rojas imperativas, y nunca sabremos por qué nadie las respetaba, y por qué no había nadie para hacerlas respetar.
\QT/ Estamos de vuelta en Quito.
3x
Mañana, lunes, empezará la aleatoria, y por lo tanto desagradable, tarea de encontrar un taller de confianza para mandar hacer los arreglos.
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Pasaron, increíblemente, dos semanas; e, increíblemente, todo fue arreglos, arreglos y más arreglos; hasta dormimos dos veces en un taller automotriz, según se dice acá en vez de automotor.
Vista de Cayambe en la distancia, al anochecer
Empezando por el principio, tuvimos la gran suerte de encontrar sin siquiera buscar - por intermedio de la radiodifusora de ondas cortas que nos hizo las entrevistas - todos los talleres que necesitamos - de mecánica, de enderezado y pintura, y de electrónica, todos, escondidos en lugares perfectamente apartados como para que nadie, salvo los iniciados, pudiera encontrarlos; y todos, muy buenos.
(ºº) Al vehículo, se cambió un medio-eje trasero; uno ya se le había cambiado en Canadá; se revisó y afinó totalmente el motor; se cambió los frenos de adelante - otra vez; este mecánico tuvo la chispa de que no teníamos problema con los frenos de adelante sino con los de atrás; su parecer fue que los frenos de atrás no frenaban suficientemente, por lo que toda la carga de las frenadas se volcaba a los frenos de adelante, por lo que éstos no aguantaban; conforme a este diagnóstico, se ajustó los frenos de atrás, y vamos a ver - tal vez sea esto la solución; también hicimos ajustar todos los bulones y todas las tuercas.
(ºº) Y como para ponernos todavía más a prueba, a todo lo anterior se agregó que uno de nuestros dos acumuladores dejó de funcionar - menos mal que ocurrió aquí en Quito y no en algún lugar apartado - y tuvimos que comprar otro.
(ºº) Naturalmente, tuvimos finalmente que cambiar el aceite y el filtro de aceite - no entendemos por qué, para un aceite de una misma especificación >>>>>>>>