Con estos volcanes, y otros, apenas menos elevados, como el Pichincha, de ±4.787 metros - en uno de los contrafuertes del cual se extiende Quito - Ecuador es el lugar que tiene más volcanes por kilómetro lineal del globo terráqueo; pero no hay que imaginarse Ecuador como una caldera demoníaca - por lo menos los volcanes que hemos visto serán volcanes en sus entrañas o en las páginas de los libros pero en la realidad son tan fríos como la punta de sus narices; ni siquiera una fumarola, ni siquiera un poco de vapor, nada. Lo que, a su vez, no significa que no explotan de vez en cuando, por lo que el Pichincha encima de Quito es particularmente temido.
La altiplanicie central oscila entre los 2.400 metros y los 3.000 metros, y estamos oscilando con ella.
Viajando longitudinalmente por los Andes, y hablando de los más o menos 6.310 metros de altitud del Chimborazo, se impone la relación, o la ecuación, inhabitual pero no demasiado alejada de la realidad, que el largo de la Cordillera ecuatoriana, con sus 660 kilómetros, es igual a su altura máxima multiplicada por cien.
Pueblito de Lasso. Su único derecho a mención es, que, en la llanura en su vecindad, hay dos lomas que - si bien bastante voluminosas y altas - desentonan totalmente con la grandiosidad de todo lo demás, el cerro San Agustín y el cerro El Gallito; y que se dice que son dos "pirámides de los aborígenes", lo que entendemos, si es que son obras humanas, que son, casi seguramente no pirámides verdaderas sino zigurates, y seguramente por paraborígenes. Mucha gente seguramente argüiría que indígenas precolonenses sin palas mecánicas ni motoniveladoras ni otras maquinarias, y, por encima, hundidos en su primitivismo, no pueden haber acumulado semejantes lomas, pero a nosotros, después de haber visitado el túmulo de Cahokia en Vespuccia, no nos parece extraño en lo más mínimo.
Llegamos a la zona del Cotopaxi. Un gran cartel anuncia un Parque Nacional Cotopaxi pero, por lo que hablamos con un lugareño, no hay mucho más que el cartel: un camino de tierra llevando hasta el pie del volcán, y ahí, un refugio para andinistas - lo que parece ser más bien una peña privada que un parque nacional para el público en general.
Se terminó la llanura; otra vez subiendo. Grandes plantaciones de pinos en todos los estados de desarrollo, desde pequeñas plantitas a frondosos árboles.
Altitud, 3.100 metros; y otra vez se aplanó la carretera. Llanura, bordeada a ambos lados por cadenas de cumbres entre 4.000 y 5.000 metros - a nuestra derecha, se destaca en este momento el Rumiñahui, nombrado en honor del famoso cacique paraborigen. Incidentalmente, la cabeza de Rumiñahui, seguramente idealizada y sin ninguna base histórica, aparece en los billetes de 1.000 sucres.