alejado del centro de la Tierra pueda alcanzar una distancia total, desde el centro, mayor que una cumbre más alta en un sitio más cercano al centro de la Tierra.
También, viendo ahora el Chimborazo totalmente despejado, tenemos que admirar la imaginación del lirismo turístico afirmando que es el volcán más japonés fuera del Japón, refiriéndose al Fujiyama; tal como lo vemos nosotros, el Chimborazo y el Fujiyama se parecen tanto como una tortuga y una girafa - hay que reconocer que ambas éstas tienen cuatro patas, una cabeza y una cola.
Riobamba no tiene estrictamente nada; si bien tiene, empero, más plazoletas con árboles y estatuas que cien ciudades de su tamaño vespuccianas o canadienses puestas juntas. Se puede mencionar solamente que, siendo hoy sábado, vimos el mercado de los sábados; es un mercado ajustado a una ciudad del tamaño de Riobamba, se extiende sobre varios focos de concentración y a lo largo de varias calles; no es un mercado de productos para forasteros, entiéndase turistas, sino de productos utilitarios para los lugareños; ahora que los lugareños, casi todos Quechuas, y el aparente desorden del mercado y de las mercancías, son un espectáculo de por sí.
Es curioso cómo, a veces, cosas que uno ya se acostumbró a ver sin prestarles atención, de repente y por alguna razón impalpable cobran una nueva dimensión; para nosotros ya se había vuelto común y habitual ver los paraborígenes llevando desproporcionadas cargas en sus espaldas por medio de un poncho atado alrededor de los hombros, desproporcionadas, a veces por su volumen, tapando casi por completo al portador, y a veces por su peso, equivalente a una bolsa de papas - pero, en este mercado, vimos con renovada percepción, quizás por su pura acumulación, este fenómeno de gentes haciendo de bestias de carga; nos preguntamos cómo se las arregla la gente en una ciudad no paraborigen; vamos a tener que analizar la situación cuando volvamos a un medio no paraborigen, y ver con ojos nuevos lo que estuvimos mirando toda nuestra vida sin percibirlo.
Pero el nombre, o el sitio, de Riobamba tiene un interés histórico; es aquí que el ejército de Huáscar, dirigiéndose del Cuzco a Quito para terminar con Atahualpa, tuvo su primer encuentro con el ejército de Atahualpa y su primera derrota; fue este valle el testigo del principio del fin de Huáscar; luego, ambos, Huáscar y Atahualpa, se dirigieron en una sola dirección: hacia Cuzco - Huáscar cada vez más vencido, Atahualpa cada vez más vencedor.
Mientras estábamos anotando lo anterior, Božka se dio cuenta de que desde aquí se ve no solamente el Chimborazo en toda su magnificiencia y el Garihuairazo, sino también, atrás de nosotros, más allá de la relativa planicie de Riobamba, otra gran cumbre blanca, probablemente el Altar con sus 5.320 metros, según un mapa, ó 5.404, según otro mapa - siempre el implícito más-o-menos.
Por haber salido de Riobamba hacia el norte y no hacia el este, se entiende que está decidido que vamos a Quito, primero, a poner el coche en condiciones >>>>>>>>