español english français česky

laberinto orográfico convulsionado y difícilmente concebible de valles, crestas, desfiladeros, laderas empinadas, y hacer lo que es imposible menos imposible, y lo muy difícil menos difícil, cavando, tallando, rellenando, dando mil vueltas sin relación aparente con el destino final; y finalmente llegar, un poco por milagro, a dicho destino final.  Muy notable.

. .
*

Pasaron dos días sin otra cosa que trabajos y problemas.

Ejemplo de trabajos: bajar el toldo del portaequipaje y reparar algunas de las rasgaduras causadas por nuestro vuelco en Fort McPherson y que se habían abierto nuevamente. Considerando en qué estado de trapo roto empapado de aceite el toldo había quedado, es un milagro, gracias al ingenio de Božka, que pudo ser puesto nuevamente en servicio y que esté aguantando como lo está.

Ejemplo de problemas: llamamos a Quito con el propósito y la esperanza de tener la satisfacción de escuchar que las cuatro cubiertas pedidas de Vespuccia ya nos estaban esperando. Empero tuvimos el desagrado de escuchar que las cuatro gomas no nos esperaban, que no se sabía dónde estaban, y que no se sabía cuándo y cómo iban a aparecer. Mejor ser optimista en estos momentos, porque, con la incógnita de los documentos de Vespuccia y la incógnita de las cubiertas, es más que suficiente para preocupar a cualquiera.

Por colmo, como para agregar un sutil ingrediente de enojo a las malas nuevas, tuvimos que perdernos una hora y cuarto simplemente esperando las dos llamadas telefónicas que hicimos: la primera llamada, media hora, la segunda llamada, tres cuartos de hora; y como, naturalmente, no se puede llamar sino de una oficina especial, el tiempo para ir y para volver ni se calcula, si bien, indudablemente, también se pierde. ¿Dónde están los superteléfonos, super prácticos, super eficientes, en cada esquina, cada uno con su guía telefónica local, de Vespuccia y de Canadá? ¿Por qué será que en unos países puede ser tan fácil, y en otros países debe ser tan difícil?

De todos modos, hay que seguir adelante, esta vez, en dirección general hacia el norte; primero, por el mismo camino, en sentido inverso, que nos llevó de Ingapirca a Cuenca, y luego por nuevos horizontes, a lo largo de la Cordillera hasta Riobamba, desde donde desviaremos hacia la zona de los pueblos Mera, Puyo y Tena, siempre que haya en verdad los caminos que figuran en los mapas.

Más de una vez, nos encontramos ya con que caminos indicados en los mapas no existen en la realidad. Alguien ya nos explicó que se debe a que algún oficial anterior quiso adornar un poco los méritos de su gestión y mandó imprimir mapas un poco mejorados en relación con la pura realidad.  Por ejemplo, de >>>>>>>>