podía observarlas más de dos o tres segundos seguidos, no había manera de seguirlas. Creemos haber visto una, con combinación de azul y rojo violentos, y quizás de amarillo, aunque no nos extrañaría que algunos de los colores que vimos no eran reales sino el resultado de una ilusión óptica debida a la rapidísima alternación en la percepción visual de los colores reales. Este fue un caso cuando nos hubiese gustado agarrar una de esas mariposas sin dañarla para poder observarla detenidamente.
Volviendo de Macas hacia el oeste, de vuelta en Sucúa tenemos más para anotar.
Ya hace 30 ó 40 años, aquí se filmaba documentales sobre los "Indios" amazónicos. Llegaron a nuestros oídos dos casos.
- Una vez, aparecieron en avioneta unos Vespuccianos provistos de chucherías y de una filmadora; atrayeron a cuantos "Indios" de los alrededores pudieron, y los hicieron bailar en la orilla misma de la pista de avionetas; en un asomo de remordimiento, fueron, con aquellos que de más cerca habían venido, a su poblado, allí los filmaron; y dispararon de vuelta a Quito con su documental sobre "Indios amazónicos".
- Otra vez, llegaron dos Checos, en una expedición por tierra por varios continentes. Con intenciones más auténticas. Querían filmar el procedimiento de las tsantsas de los Shuar. No escatimaron esfuerzos, tanto físicos, penando por la selva con guías para establecer contactos, como personales, para hacerse aceptar por los Shuar contactados. Pero, en última instancia, tuvieron que ... traer una tsantsa de Quito para filmar un ceremonial teatralizado en la selva. Lo que, a nuestro modo de ver, muestra que los Shuar cortaban y achicaban cabezas realmente no por razones sanguinarias sino por razones superiores a ellos mismos, y que por ninguna otra razón que la filosófica se meterían en semejante enfrentamiento con el peligro de los espíritus.
Estamos otra vez en el pueblito de Huambi, parados para la noche en el mismo sitio frente a la iglesia donde paramos en nuestro camino de ida a Sucúa y Macas.
Ahora se nos ocurre que esta zona, hoy, tan íntimamente ligada con el achicamiento de cabezas que parece estar todavía en el alba de los tiempos, ya estaba poblada, o cuanto menos frecuentada, hace por lo menos 35.000 años, como lo atestigua elocuentemente el paleo-cráneo de Quinta, selva adentro al este de Sucúa.
Hablando de la horrorizada fijación civilizada en el achicamiento de cabezas, es una psicología bien curiosa que la fijación esté precisamente en el achicamiento, y no en el asesinato preliminar - sin mucha duda porque la civilización está acostumbrada a asesinar y torturar en su propio medio, pero no a achicar cabezas - aun cuando el achicamiento de su cabeza ya poco le importa al occiso.