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De esta manera, nos explicó el hombre, se está regresando a la organización de los primeros Cristianos. También nos dijo que, al principio de este movimiento, la gente no aceptaba esta modalidad porque un medio-cura no es un cura, pero lo va aceptando con cada vez más entusiasmo. En realidad, así se puede ver la religiosidad de un pueblo, porque se dedica a un servicio religioso, no porque hay un sacerdote y porque hay que ir a la iglesia, sino a pesar de la falta de un sacerdote y porque quiere, de una forma u otra, tener servicios religiosos.

¿Qué nos espera hoy?

Estuvimos en el pueblo se Sucúa; estamos en el pueblo de Macas. Por un camino tan malo como ayer, si bien de manera diferente, o sea no salpicado de piedras sino perforado de pozos. Por una topografía más misericordiosa, como ayer después de Limón. Y por una región muy poblada que no condice con la imagen de vacío demográfico que se asocia con la denominación de Amazonia.

En Quito, un folleto turístico invita a visitar los pueblos shuaras - claro, en el folleto dice jíbaros - de Sucúa y Macas. Nosotros podemos decir: pura mentira, o atraso de quizás un siglo.

En Sucúa, sí, vimos media docena de Shuaras; perfecta- y debidamente europeizados; sólo su cara, y no sabemos si toda la sangre, tenían shuaras. Hablamos con ellos.

Nos enteramos de que no hay Shuaras en Sucúa ni en la vecindad, salvo ellos, por sus funciones en la Federación de todos los Shuaras de Ecuador. Los Shuaras viven en comunidades lejos de los pueblos y de la ruta. En las comunidades al oeste de la cordillera de Cutucú que se extiende al este de aquí, las comunidades shuaras ya están bastante aculturadas a los modales de los colonos. Es del otro lado, al este de la cordillera de Cutucú, en la pura selva, que todavía hay de los Shuaras originales.

También aprendimos que ni siquiera la denominación es totalmente correcta. La forma correcta es Shuar, tanto en singular como en plural, así como lo vimos claramente escrito en varios rótulos; pero si bien, por escrito, aparece claramente siempre como Shuar, en la forma hablada se juraría que los mismos Shuar dicen Shuara, si bien nunca dirán en plural Shuaras; o sea que el sonido de la "a" final debe de ser una ilusión por alguna acentuación.

Aprendimos también que varias de las comunidades shuar de la selva son accesibles por avioneta, siempre que se obtenga el salvoconducto del Presidente de la Federación Shuar.

En una dependencia de la Federación, vimos todos los habituales pertrechos de indumentaria y adornos indigenistas; pero también, una pieza única, que, por lo que hemos visto, a ningún pueblo se le ocurrió jamás confeccionar, si bien todos los pueblos tenían, y tienen, acceso a la materia prima. Se trata de una corona, si se quiere, hecha de la piel completa de un animal de tamaño >>>>>>>>