cañari; en el otro promontorio, se yerguen los restos de un santuario incaico; entre los dos, en la curva de la media-luna, se ve las fundaciones de muchas construcciones rectangulares, con apropiados pasajes y plazoletas - varios nombres fueron dados a dichos restos de construcciones entre los dos promontorios, como ser aposentos exteriores, bodegas, talleres, gran cancha, pero la pura verdad es que son todos denominaciones de fantasía y que nadie sabe nada en cuanto a sus destinos respectivos verdaderos.
Mejor, no dejarse distraer por estos anexos y más bien concentrarse en los dos promontorios, y sobre todo en sus interrelaciones históricas.
* Yendo por orden de antigüedad, le corresponde el primer rango al promontorio del santuario cañari. Este santuario es lo que queda de Hatún-Cañar, o sea Pueblo Grande Cañari.
Los Cañaris eran los dueños de estas tierras antes de la invasión inca. Su deidad mayor era la Luna; como el valle, en el cual se encuentra este promontorio, tiene una orientación casi exacta de levante-poniente, encontraron este promontorio en este valle un lugar favorable para observar y para venerar la Luna; hasta se cree que pudieron coordinar un calendario lunar.
Del santuario en el promontorio quedan, en esencia, dos vestigios: una roca trapezoidal con un lado con restos de pintura roja, y un lugar que era una tumba colectiva donde se encontró once esqueletos; los arqueólogos, con su gran arte de la interpretación inventiva, decidieron que era la tumba de una sacerdotisa de la Luna con diez servidoras; la fecha de la tumba se calcula en por lo menos 500 años antes de la expansión de los Incas por estas tierras cañaris.
Del antiguo pueblo alrededor del promontorio y de su santuario nada queda, o por lo menos nada a la vista.
* En el otro promontorio, se encuentra Ingapirca propiamente dicho, o sea el Muro, o la Piedra, del Inca - por lo que no se entiende por qué no es, entonces, Incapirca - construido por el Inca Huaina Cápac a su regreso del Cuzco, ya como soberano del Tahuantinsuyo, a fines del siglo XV.
El centro focal de este promontorio es una plataforma en elipse, de unos 37 metros de eje mayor y unos 12 metros de eje menor, con muros de retén, de altura variable entre 3 y 4 metros, elipse sirviendo de plataforma a dos pequeñas habitaciones sin comunicación entre sí - una, hacia el este, la otra, hacia el oeste.
Cerca del acceso a la elipse, se encuentra otra construcción, que todavía muestra cómo probablemente fue: una cámara, con un vano de puerta, sin ninguna ventana, y nichos todo alrededor de las paredes internas, todo de típica arquitectura incaica - piedras grandes almohadilladas, juntas perfectas, formas trapezoidales tanto en los nichos como en las puertas, muros combados.