Esta mañana, en un cielo de nubosidad variable, cobró importancia para nosotros una acumulación de nubes a la cual, antes de ayer, no hubiésemos dado importancia; se encuentra exactamente donde ahora sabemos que está la laguna Culebrillas, en el páramo de 4.000 metros de altitud; parece que, ayer, no fueron las nubes que se nos vinieron encima y que nos rodearon sino que fuimos nosotros quienes nos entremetimos en un sitio favorito de las nubes.
. .
*
▪
Pasó el día, pasó una noche, pasó otro día; pasaron cosas de gran interés, cosas previstas y cosas imprevistas.
Ayer, mientras estábamos observando todavía aquel capuchón encima del páramo de la laguna y nos estábamos preparando para seguir viaje, ocurrieron dos cosas; la acumulación de nubarrones pareció aclarar y derretirse un poco, y en el mismo momento, como por ósmosis, se nos prendió una lamparita en el cráneo: ¿por qué no repetir aquí, con el rumoreado sitio de plato volador, el mismo sistema que utilizamos para visitar la cueva de San Borjita, a saber arreglarnos para que se castigue otro vehículo y no el nuestro; apenas concebida la idea, y como a pedido, pasó por el lugar una chatita con cuyo conductor ya habíamos conversado anteriormente; lo paramos, le explicamos, arreglamos, y, en un abrir y cerrar de ojos, teníamos nuestro vehículo estacionado en la seguridad del cercado de una estación de micro-ondas y estábamos apretados, tres personas en un asiento para dos, en dirección al páramo.
Por lo que vimos en camino, hicimos muy bien en no continuar el día anterior, con nuestro vehículo, por la acumulación de rocas y piedras en bruto a lo largo de la trocha. También, vimos con agrado que, efectivamente, las nubes se habían diluido un poco y se habían elevado fuera de contacto con el páramo.
La laguna Culebrillas
Ya desde la punta terminal de la trocha en la vecindad de la laguna, vimos no uno sino dos lugares aproximadamente circulares no cubiertos por la paja habitual en el páramo; pero ninguno de los dos círculos es totalmente estéril; ambos, si bien no tienen la cobertura de paja de 35 a 40 centímetros de alto característica del páramo, tienen sin embargo un tapiz bajo y tupido de verdor.
En uno de los círculos en particular, la diferencia de vegetación bien podría deberse a mayor humedad, tal como había opinado el observador de los platos voladores - pero que alguien explique cómo una diferencia en humedad, o en cualquier otro ingrediente de la naturaleza, puede, o podría, ocurrir justamente en forma tan circular y limitarse a ese círculo de anomalía perdido en la inmensidad a escala continental de lo habitual circundante.
¿No podría ser, a falta de teoría mejor, una pequeña pérdida filtrante de la laguna, que reaparecería a manera de humedad artesiana y se propagaría por >>>>>>>>