Esta madrugada, en la semi-oscuridad del amanecer, hacia Montréal.
Alejándonos de la ciudad de Québec, tomamos consciencia de que nos estamos alejando de la capital de un imperio que los Franceses trataron de establecer en América del Norte y no pudieron; en el cual, hasta hoy, Toronto se hubiese llamado Fort Rouillé; Pittsburgh, Fort Du Quesne; Detroit, Fort Ponchartrain du Détroit; Montgomery, Toulouse; Memphis, Assomption; Winnipeg, Fort Rouge; sin olvidar ciudades lejanas y muy lejanas que, hasta hoy, no pueden esconder su origen francés, como Saint Louis, New Orleans, etc.
En esta zona, entre las ciudades de Québec y de Montréal, donde estamos ahora, nos precedieron, en el año 1775, tropas vespuccianas tratando de imponer su política de expansionismo, encubierta por el eufemismo de Manifest Destiny. Es que las trece colonias apetecían ser quince; o sea + Québec, que entonces por sí solo era más grande que las Trece, y + Nova Scotia, que entonces abarcaba más del doble de su territorio presente ya que incluía aproximadamente el New Brunswick de hoy. Montréal, lograron ocuparlo; pero no así Québec: después de fracasar en su ataque a esta ciudad, justito en la última noche de 1775, lo único que lograron fue asediarla - pero, con el final del hielo, vino el final del sitio, bajo la presión del poderío naval inglés, llegado por el río.
Esta zona, entre Québec y Montréal, a lo largo del río de Canadá, Sainct Lorenz, Saint-Laurent, Saint Lawrence, parece ser una zona agrícola, chata, llena de actividad. Pero una vista que no pudimos evitar desde que alcanzamos la parte más poblada de la provincia de Québec, y que sigue persiguiéndonos a lo largo del camino, y hasta aquí mismo por ahora, es el transporte de electricidad de alta tensión a larga distancia. Alta tensión, que preferimos llamar, por la duda, alto voltaje.
Justito ahora mismo, nos paramos cerca de una de esas titánicas torres; tan alta es que, con las nubes bajas de este día, su tope está completamente escondido en las nubes; y podemos apreciar lo inordinaria que es: entre sus cuatro patas se podría colocar una casa de buen tamaño y hacerle un jardín, y todavía sobraría lugar. No es de extrañarse, sin embargo, si se toma en cuenta que la provincia de Québec produce 50/oo del total canadiense de hidroelectricidad - y esta estadística no incluye el aporte de las nuevas instalaciones hidroeléctricas que se están construyendo en el norte de la provincia, cerca de la bahía de Hudson.
Viajando por el corazón de lo que era el Canadá Bajo de antaño y es la provincia más antigua de Canadá, hacia Montréal.
Tendríamos que estar acercándonos ya al centro de Montréal, pero lo que vemos por ahora es kilómetros y kilómetros de tremendas refinerías de petróleo, una tras otra - extendiéndose tan lejos a los dos lados de la carretera como llega la vista y, por lo tanto, posiblemente más lejos - donde todas las marcas más conocidas parecen haberse dado cita; y, como paradoja, aquí en la calle, >>>>>>>>